Las aves utilizan el campo magnético de la Tierra como "señales de alto" cuando migran

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Las aves utilizan el campo magnético de la Tierra como "señales de alto" cuando migran
Un nuevo estudio publicado hoy en Science ha arrojado luz sobre cómo las aves navegan de vuelta a su lugar de cría después de volar a través de dos continentes.

Gracias a una combinación de percepción del campo magnético de la Tierra mediante la visión y una brújula incorporada que les permite orientarse según la intensidad magnética, las aves migratorias no tienen muchos problemas para encontrar su camino.

Esos artilugios biológicos, conocidos como magnetorrecepción, permiten a las aves no sólo saber en qué dirección dirigirse en su primera migración de salida, sino también saber cómo regresar a sus lugares de anidación con extrema precisión, a menudo a pocos metros de su lugar de nacimiento.

Para averiguar cómo saben las aves cuándo detenerse, los científicos han investigado si las aves también pueden utilizar las señales del campo magnético de la Tierra para localizar sus lugares de cría con mayor precisión.

Los indicios podrían ser la inclinación magnética -el ángulo de inclinación entre el campo magnético de la Tierra y la superficie terrestre- o la intensidad magnética, la fuerza general del campo magnético de la Tierra.

Investigaciones anteriores sugirieron ideas similares como medio para que las aves volvieran a sus trayectorias de vuelo deseadas si un fenómeno meteorológico extremo las había desviado de su curso.

El nuevo estudio utilizó datos de 17.799 recuperaciones de anillamiento (aves marcadas) desde 1940 hasta 2018 para investigar si el carricero euroasiático (Acrocephalus scirpaceus), un pájaro cantor migratorio transahariano, utilizaba la información magnética para regresar a su lugar de anidación y cómo lo hacía.

Si estas aves utilizan realmente las señales del campo magnético de la Tierra para localizar su lugar de cría original, los investigadores razonan que las variaciones anuales del campo magnético de la Tierra deberían reflejarse en cambios graduales de posición de las zonas de anidación del ave.

"Como el campo magnético de la Tierra se desplaza ligeramente año tras año, los valores de los parámetros magnéticos característicos del lugar de nacimiento o de cría de un individuo existirán en una ubicación diferente al año siguiente", explican los autores.

"Por lo tanto, si las aves utilizaran los parámetros magnéticos para determinar la ubicación de su sitio natal o de cría, esperaríamos que los cambios posicionales entre años reflejaran los cambios interanuales en la ubicación de los parámetros magnéticos específicos".

Durante su migración, los carriceros utilizan la información magnética como "señal de parada", y la inclinación magnética en particular les indica que han llegado a su destino. Crédito: Thomas Miller
Durante su migración, los carriceros utilizan la información magnética como "señal de parada", y la inclinación magnética en particular les indica que han llegado a su destino. Crédito: Thomas Miller


Los resultados del estudio apuntan a que la inclinación magnética es la principal pista magnética para las aves a la hora de reubicar su lugar de cría, con parámetros de inclinación específicos que señalan como una especie de "señal de stop".

Los autores sugieren que las aves "aprenden" el ángulo de inclinación antes de abandonar sus lugares de cría.

"Nuestra hipótesis es que esto es consistente con que la inclinación actúe como una señal de stop uni-coordinada: Las aves podrían recordar su ubicación natal o de cría utilizando sólo una dimensión de coordenadas, si se utiliza junto con un rumbo de brújula que une los sitios de invernada y de cría", afirman los autores.

Según los autores, el uso de la inclinación magnética como pista principal para reubicar su lugar de cría tiene sentido porque es la que presenta una variación interanual más estable en comparación con otras posibles pistas magnéticas. Proporciona a las aves migratorias una señal más fiable de que han llegado a un lugar deseable.

"Además, otras posiciones derivadas del gradiente magnético se mueven más con la variación secular, lo que hace que el mecanismo propuesto sea relativamente robusto. La posición del sitio natal estimada utilizando la inclinación y la declinación como mapa de bicoordenadas se movería, en promedio, 18,5 km entre años; estimada utilizando la intensidad y la declinación, 20,4 km; y estimada utilizando la intensidad y la inclinación, 98,2 km", afirman los autores.

"Por el contrario, la localización del lugar de cría denotada usando la inclinación como señal de parada se mueve sólo 1,22 km entre años. Sugerimos que, al recordar la ubicación de la cría en relación con la pista más estable y referenciarla junto con el rumbo de la brújula, la estrategia propuesta minimiza el impacto de la variación secular."

De hecho, los científicos descubrieron que las aves recuperadas para su uso en el estudio estaban más cerca del sitio predicho por el modelo de señal de parada de inclinación que de su sitio natal o de cría, lo que sugiere que las aves pueden incluso priorizar las pistas de coordenadas biológicas de la inclinación magnética por encima incluso de su sitio de cría.

En general, parece que aprovechando una serie de mecanismos biológicos relacionados con los parámetros determinados por el campo magnético de la Tierra, las aves migratorias son capaces de navegar con éxito y encontrar los entornos cruciales necesarios para su continua supervivencia.

Fuentes, créditos y referencias:

Joe Wynn et al, Magnetic stop signs signal a European songbird's arrival at the breeding site after migration, Science (2022). DOI: 10.1126/science.abj4210

Fuentes: PhysOrg, ScienceAlert

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