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La infancia y la adolescencia son las épocas del desarrollo vital en las que se adquieren los principales hábitos de vida, que posteriormente se afianzarán con el paso de los años. Estas primeras etapas son claves para promover en las personas una vida saludable y prevenir, o al menos retrasar, el inicio de una posible enfermedad. Cómo dice el refranero español, más vale prevenir que curar. Y no hay mejor momento para empezar a hacerlo que en la edad escolar.
Los profesionales de los centros educativos en España tienen un acceso casi total a la población infantil y adolescente. No olvidemos que, en la actualidad, la educación es obligatoria desde los 6 hasta los 16 años. Además, la práctica totalidad de niños y niñas acuden a la escuela a partir de los 3 años.
La salud de la comunidad educativa
La salud escolar engloba cualquier actividad de promoción de la salud que se lleve a cabo para mejorar y proteger la salud de todas las personas que estudian, trabajan y conviven en la escuela.
Este concepto no solo incluye la enseñanza de hábitos y estilos de vida saludables, sino también todas las actividades relacionadas con el entorno físico y social del centro educativo, el programa curricular, las políticas escolares saludables y sostenibles, los vínculos con la comunidad y la colaboración con los servicios sociosanitarios.
Todo esto implica que los resultados académicos que se consigan en la escuela estarán muy unidos al estado de salud. Es decir, que los centros escolares que promueven la salud como parte fundamental en su proyecto curricular podrán alcanzar más fácilmente sus objetivos. De este modo se mejoran no solo los resultados educativos, sino también el bienestar físico y emocional del personal del centro, los procesos de gestión y el liderazgo en la escuela.
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La promoción de la salud tiene que ser adoptada de forma participativa y con sinergias entre todos los miembros de la comunidad educativa: estudiantes, docentes, equipo directivo, familias, equipo de orientación, profesionales sanitarios, personal de mantenimiento, secretaría y restauración. Lo ideal es que forme parte de un programa integral en la escuela, que se extienda a todos los aspectos de la vida escolar. Incluso que el alumnado aprenda a cuidar su propia salud y la de las personas que les rodean.
Así se puede conseguir empoderar al alumnado desde su entrada en la escuela en prevenir la enfermedad y en el cuidado y promoción de su propia salud, pero también de la salud de las personas que les rodean.
Por ello, la OMS y la UNESCO definen una Escuela Promotora de Salud como aquella que fortalece constantemente su capacidad como un entorno saludable para vivir, aprender y trabajar.
Abordaje de la promoción de la salud desde la escuela
Hay cinco temas prioritarios que se deberían trabajar con especial ahínco en las Escuelas Promotoras de Salud:
• Promover la actividad física y una alimentación saludable.
• Potenciar el bienestar emocional.
• Realizar una adecuada educación afectivo-sexual.
• Evitar el consumo de sustancias (tabaco, alcohol y otras drogas) y prevenir la adicción a pantallas o tecnologías de la información y comunicación (móviles, ordenadores, internet, redes sociales…).
• Conseguir un entorno educativo seguro para garantizar una seguridad y prevención de riesgos, lesiones no intencionadas o accidentes.
Todo esto se refleja tanto en las recomendaciones de la Red Europea de Escuelas Promotoras de Salud (red SHE) como en la Guía de Escuelas Promotoras de Salud, recientemente publicada por los Ministerios de Sanidad y de Educación.
La importancia de las enfermeras escolares
Las enfermeras escolares desempeñan un papel clave a la hora de fomentar estos hábitos de vida saludables en toda la población escolar. Pero, además, estas profesionales se ocupan de atender a la diversidad y a las necesidades educativas especiales de niños y niñas con enfermedades crónicas o cualquier tipo de discapacidad.
Esta figura sanitaria existe desde hace tiempo en los centros escolares en España, pero tiene diferentes niveles de implantación según la comunidad autónoma. También es reconocida y muy respetada en países como Reino Unido, Francia, Suecia, Suiza, Chile, Perú, Colombia, Estados Unidos, Australia y Japón.
Responsabilidad de todos
En suma, mantener la salud en el entorno escolar es una labor y responsabilidad de toda la comunidad educativa, que debe implicar tanto a los estudiantes y a sus familias como al personal docente y no docente.
Convertirse en una Escuela Promotora de Salud es una oportunidad para las personas que forman parte de un centro educativo de actuar de forma conjunta y coordinada en la promoción de hábitos saludables, construyendo un futuro con mayor alfabetización en salud, más sostenible y más feliz.
Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.