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La obtención de tres escaños en el Parlamento Europeo por parte de Se Acabó La Fiesta, agrupación de electores liderada por Luis Pérez Fernández, conocido como Alvise Pérez, pone de manifiesto el auge del fenómeno de los influencers políticos. Estos líderes de opinión se posicionan como una alternativa a los medios tradicionales en la formación de la opinión pública. Generalmente, estas figuras destacan por sus discursos alternativos que contribuyen a la polarización social.
Los nuevos actores de la comunicación política
Cuando hablamos de influencers es probable que pensemos en figuras relacionadas con la moda y estilos de vida, que prescriben marcas y productos en las redes sociales. Sin embargo, existe otra categoría de influencers especializados en temas políticos que cuentan con una amplia comunidad de seguidores y que promocionan su particular visión del mundo.
La irrupción de los influencers políticos supone un cambio de paradigma en el ámbito de la comunicación política, tradicionalmente marcada por las relaciones entre periodistas y políticos.
Estos nuevos líderes de opinión son una fuente de información de referencia para su comunidad de seguidores, e incluso sustituyen a los medios tradicionales en el consumo informativo de muchos usuarios.
En la década de los 70, los investigadores Maxwell McCombs y Donald L. Shaw atribuían a los medios de comunicación la capacidad de establecer una agenda temática en su famosa teoría de la agenda setting –establecimiento de la agenda–. Sin embargo, el auge de los influencers políticos ha propiciado la pérdida de la hegemonía de los medios en el establecimiento de dicha agenda. Este cambio de paradigma favorece la introducción de nuevos temas en el debate público, así como de enfoques alternativos sobre los ya existentes.
Las claves del éxito
Una de las claves del éxito de los influencers políticos es su capacidad para conectar con su audiencia y generar una comunidad de seguidores. Para ello, recurren a una serie de prácticas orientadas a reforzar su credibilidad y autenticidad. Las más comunes son:
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La simulación de intimidad, presentándose ante su audiencia en escenarios cotidianos y revelando detalles de su vida privada, con un estilo cercano.
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La interacción con la audiencia a través de menciones a seguidores, conversaciones en directo a través de chats, reacción a comentarios, etc.
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La creación de una marca personal diferenciada mediante la repetición de frases o expresiones características, o la construcción de un personaje con un seudónimo y una estética distintiva.
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La crítica a los medios de comunicación convencionales, frente a los que se posicionan como una alternativa independiente, honesta y veraz.
De este modo, el estilo de estos influencers se convierte en una herramienta para reforzar sus argumentos políticos e introducir puntos de vista más extremos.
Cámaras de eco y polarización
El uso informativo de las redes sociales facilita la formación de cámaras de eco, es decir, grupos cerrados de usuarios que comparten narrativas y opiniones. Este fenómeno limita la exposición de sus integrantes a otras perspectivas y refuerza sus creencias previas, de modo que tienden a adoptar posturas más extremas y polarizadas.
Al situarnos en un entorno mediático con amplias posibilidades de elección, el aumento de canales con una oferta especializada conduce a la fragmentación de la audiencia. Además, los algoritmos de las plataformas refuerzan la creación de estas cámaras de eco al sugerir contenidos afines a las preferencias de los usuarios.
La tendencia a la polarización se refuerza mediante el uso de estilos de comunicación más agresivos, tanto por parte de los influencers, como de sus seguidores a través de sus comentarios.
En general, la indignación y la sátira predominan sobre el debate reflexivo al expresar sus opiniones sobre un tema, a menudo de manera emocional. También es frecuente el ataque a otras posturas políticas, incluido el periodismo convencional. Además, los vídeos que utilizan estos recursos tienen un mayor potencial de atracción sobre la audiencia.
Los jóvenes: el perfil de audiencia más atractivo
La existencia de canales alternativos de comunicación política supone una vía de acceso a este tipo de contenidos asequible para una audiencia joven y, a priori, desinteresada por la política.
Estos usuarios tienden a adoptar posiciones más extremas respecto a cuestiones políticas y sociales como la igualdad de género, los fenómenos migratorios o los derechos del colectivo LGTBIQ+. Asimismo, el consumo de estos contenidos puede conducir a una percepción simplificada de la política entre los jóvenes, alimentando su cinismo, pero también estimulando su interés y su participación en los procesos democráticos.
El caso de España
En una reciente investigación sobre el fenómeno de los influencers políticos en España detectamos una serie de rasgos comunes que mostramos a continuación.
En primer lugar, el predominio de perfiles ideológicos que encajan en las coordenadas de la derecha liberal, y que se muestran muy críticos con las políticas de izquierdas, contra las que libran una “batalla cultural”. Esta tendencia se repite en otros países occidentales como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Austria.
Asimismo, es frecuente encontrar colaboraciones y referencias cruzadas entre algunos de estos influencers. En ese sentido, se comprueba la existencia de una comunidad ideológica más amplia o “red de influencia alternativa”, al igual que sucede en otros países.
Sus contenidos presentan características del infoentretenimiento político, es decir, una mezcla de información, opinión y entretenimiento. El estilo predominante apela a las emociones mediante interpretaciones y opiniones expresadas en un tono personal y pasional.
También detectamos características propias del populismo, como la confrontación del individuo frente a las élites políticas, la utilización de un tono grosero y despectivo y la anticipación de crisis y amenazas.
La desinformación está presente en sus contenidos, principalmente a través del uso de la sátira y la parodia, la presencia de hechos inexactos que se presentan como legítimos y las historias sesgadas que generan división y polarización.
En cuanto a los temas más recurrentes, encontramos tres ejes principales: las críticas al feminismo y otras corrientes identitarias, la defensa a ultranza del liberalismo económico y el cuestionamiento de la independencia de los medios de comunicación.
Todo ello deriva hacia la construcción de un relato en términos de batalla cultural donde predomina la opinión sobre la información, con una simplificación conceptual en la que se enfrentan el bien y el mal sin distinciones ni matices, lo cual termina favoreciendo la polarización política.
Fernando Carcavilla Puey forma parte del grupo de investigación Comunicación, Periodismo, Política y Ciudadanía (S03_23R), reconocido como grupo de referencia y financiado por el Departamento de Educación, Ciencia y Universidades del Gobierno de Aragón.
Carmela García Ortega forma parte del grupo de investigación Comunicación, Periodismo, Política y Ciudadanía (S03_23R), reconocido como grupo de referencia y financiado por el Departamento de Educación, Ciencia y Universidades del Gobierno de Aragón.
Jorge Miguel Rodríguez Rodríguez forma parte del grupo de investigación Comunicación, Periodismo, Política y Ciudadanía (S03_23R), reconocido como grupo de referencia y financiado por el Departamento de Educación, Ciencia y Universidades del Gobierno de Aragón.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.