CAR-T: así funciona la terapia que está revolucionando la lucha contra el cáncer

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Recreación de células CAR-T atacando a una célula cancerosa de melanoma. Nemes Laszlo/Shutterstock

La medicina personalizada ya es una realidad en la práctica clínica, y las terapias con células CAR-T, una de sus herramientas más prometedoras. Esta innovadora estrategia, que consiste en modificar genéticamente las células del sistema inmune, está transformando la forma de tratar no solo el cáncer, sino también otras enfermedades.

Un ahora lleno de posibilidades

Esta revolución terapéutica está ampliamente documentada a través de los más de 1 000 ensayos clínicos que actualmente hay en marcha en todo el mundo, tal y como recoge la plataforma ClinicalTrials, lo que refleja el enorme interés científico y médico que despierta.

Para entender el porqué de este interés, primero necesitamos conocer cuál es la función de un linfocito T. Estas células pertenecen al sistema inmunitario y son las responsables de buscar células que estén infectadas o que se han vuelto anómalas, como ocurre con las cancerosas, a las cuales eliminan. Son como “policías” del cuerpo: reconocen cuándo algo no está bien y ayudan a mantener el equilibrio en nuestro organismo.

Linfocito T y célula CAR-T.

Células “último modelo”

Básicamente, las células CAR-T son linfocitos T que expresan un receptor de membrana de última generación, una estructura diseñada específicamente para reconocer y atacar células tumorales con una precisión y sensibilidad muy superior a una célula T clásica. Es como si pasáramos de tener un teléfono Nokia fabricado en los 2000 a disponer del último modelo de iPhone.

Gracias a esta modificación, las células CAR-T pueden generar una respuesta inmunitaria hasta 1 000 veces más potente que la que puede proporcionar un linfocito tradicional, lo que permite eliminar células cancerosas que no son sensibles a los tratamientos convencionales.

Ahora bien, ¿en qué consiste exactamente esa alteración con efectos tan letales? Podría decirse que las células CAR-T están diseñadas como auténticas “máquinas de reconocimiento y ataque” contra el cáncer.

Para ello, cuentan con tres partes fundamentales: una parte externa que actúa como un radar, identificando las células tumorales; una parte que traspasa la membrana celular y transmite la señal hacia el interior; y una parte interna que pone en marcha la respuesta del linfocito T, activándolo para atacar.

Aunque este diseño básico ya ha demostrado ser muy potente, los investigadores siguen mejorándolo para hacerlo aún más eficaz y evitar que las células se agoten antes de conseguir eliminar hasta la última célula tumoral.

Estructura del receptor CAR-T.

Terapias CAR-T autorizadas

Con ese objetivo en el horizonte, se han multiplicado las opciones terapéuticas para muchos pacientes gracias a la capacidad de expandir estas células ex vivo –es decir, en el laboratorio– y a los avances en edición génica. En concreto, hasta la fecha, contamos con 7 terapias CAR-T autorizadas para su uso en pacientes.

Obstáculos y limitaciones en las nuevas aplicaciones

A pesar de su eficacia, estas terapias aún no están al alcance de todos pacientes debido a su elevado coste y a los riesgos asociados. Esto subraya la necesidad de mejorar tanto su seguridad como su accesibilidad.

Además, aunque ha registrado grandes éxitos en leucemias y mielomas, su aplicación en tumores sólidos sigue siendo un reto.

En estos casos, el microambiente tumoral impone barreras adicionales: las células T deben atravesar matrices densas que dificultan su movilidad, el entorno ácido compromete su funcionalidad y la escasez de nutrientes puede inducir un estado de agotamiento celular.

Tales factores han limitado hasta ahora el éxito de las terapias CAR-T en tumores sólidos, pero la investigación sigue explorando nuevas estrategias para superar estas dificultades, como la combinación de quimioterapia y radioterapia, consiguiendo que las células T puedan llegar hasta las células tumorales.

Además, la combinación con inhibidores de puntos de control inmunitario –fármacos que bloquean ciertas señales utilizadas por las células tumorales para evitar ser atacadas por el sistema inmunitario– también podría mejorar su efectividad en esos ambientes tan hostiles.

Por otro lado, no siempre es posible obtener linfocitos del propio paciente debido a limitaciones en su calidad o cantidad, o a condiciones clínicas que dificultan su recolección. Para solucionar esto, se están desarrollando terapias alogénicas off-the-shelf. Utilizan células T de donantes sanos y se almacenan estando listas para su uso cuando sea necesario.

Estas estrategias no solo reducen los tiempos de producción y costes, sino que también amplían el acceso a este tipo de tratamientos a una mayor cantidad de pacientes.

El gran reto: la aplicación en tumores sólidos

Aunque todavía existen varios obstáculos por superar, el principal desafío es la aplicación de las células CAR-T en otros tipos de cáncer, especialmente en tumores sólidos, que podrían beneficiarse de estas terapias. Ejemplos de ello son el glioblastoma y el cáncer de ovario metastásico.

En el caso del glioblastoma, (un tipo de tumor cerebral), se están investigando dianas específicas, como B7H3 o EGFRvIII. Estos antígenos solo se expresan en las células tumorales, mejorando la precisión de estas terapias.

También se están estudiando nuevas formas de administración que permitan atravesar la barrera hematoencefálica (una barrera que regula el paso de que puede o no llegar al cerebro) y estrategias para modular la inflamación, un aspecto crítico en el tratamiento de tumores cerebrales.

En cuanto al cáncer de ovario metastásico, para el cual no existe actualmente un tratamiento curativo, las CAR-T se presentan como una alternativa prometedora. Ensayos clínicos han demostrado resultados alentadores al dirigirse contra ciertos nuevos marcadores tumorales.

Además, las terapias CAR-T no solo se aplican en el ámbito oncológico: también se están investigando para usarse en el tratamiento de enfermedades autoinmunes. Varios ensayos están en marcha para enfermedades como la artritis reumatoide, lo que abre nuevas posibilidades para el uso de estas terapias en el futuro.

Impacto en la industria farmacéutica

Como consecuencia de todos los avances consolidados y también de aquellos que se vislumbran, la industria farmacéutica ha visto el enorme potencial de estas terapias, impulsando su inversión.

Se estima que el mercado de terapias con células CAR-T pasará de 10 390 millones de dólares en 2024 a 128 550 millones en 2032.

Proyección del crecimiento de mercado de las terapias CAR-T.

Más allá del interés que han despertado estas terapias en la industria farmacéutica, el verdadero alcance está aún por descubrirse, y podría encontrarse en su aplicación efectiva contra tumores sólidos.

Lo que hasta hace poco parecía un concepto futurista, hoy es una realidad. La medicina personalizada ha llegado para quedarse, y las terapias CAR-T están marcando el camino.

The Conversation

Lydia Begoña Horndler Gil no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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