Una avalancha en Marte reveló el secreto detrás de sus extrañas marcas

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La imagen cubre un área de aproximadamente seis kilómetros cuadrados y fue capturada el 24 de diciembre de 2023. Ubicación en Marte 7,1° S, 173,4° E. Imagen CaSSIS MY37_027142_351. Crédito Agencia Espacial Europea.

La imagen cubre un área de aproximadamente seis kilómetros cuadrados y fue capturada el 24 de diciembre de 2023. Ubicación en Marte: 7,1° S, 173,4° E. Imagen CaSSIS MY37_027142_351. Crédito: Agencia Espacial Europea.

La víspera de Navidad de 2023, mientras la Tierra celebraba, Marte fue testigo de su propio espectáculo. Un pequeño meteoroide impactó en las laderas de Apollinaris Mons, levantando una nube de polvo y desencadenando una serie de avalanchas que dejaron cicatrices visibles desde el espacio. La European Space Agency (ESA) captó el evento con una claridad asombrosa gracias a su Trace Gas Orbiter, y los resultados acaban de ser publicados en Nature Communications.

Las imágenes tomadas por el sistema CaSSIS revelaron un grupo de pequeños cráteres recientes al pie de la pendiente y casi un centenar de nuevas vetas oscuras descendiendo por el terreno, como arañazos gigantes. Al comparar con registros previos, los científicos confirmaron que el impacto y la formación de las marcas ocurrieron entre 2013 y 2017, convirtiéndose en una de las pocas pruebas directas de cómo un golpe de roca puede cambiar el relieve marciano.

Sin embargo, estos eventos son la excepción. Un análisis global indica que la mayoría de las laderas que se marcan en Marte no se deben a impactos ni a terremotos, sino al trabajo constante del polvo, el viento y la arena. Como señala Valentin Bickel, investigador de la Universidad de Berna, “los impactos de meteoritos o los marsquakes son localmente importantes, pero globalmente tienen un papel mínimo”.

Estas “vetas de pendiente” —también conocidas como slope streaks— son zonas donde una capa de polvo brillante se desliza, dejando al descubierto un sustrato más oscuro. Son avalanchas secas: no hay agua líquida involucrada. El aire marciano, helado y delgado, solo necesita un pequeño cambio de presión o temperatura para que el polvo comience a fluir cuesta abajo.

Para entender su distribución, los científicos utilizaron inteligencia artificial aplicada a los archivos de la cámara CTX del orbitador Mars Reconnaissance Orbiter. El resultado fue un censo de más de 2,1 millones de vetas detectadas entre 2006 y 2024, con un mapa temporal que muestra cuándo y dónde aparecen nuevas marcas.

Concepto artístico del Mars Reconnaissance Orbiter. Crédito NASA

Concepto artístico del Mars Reconnaissance Orbiter. Crédito: NASA

Las mayores concentraciones se ubican en cinco regiones polvorientas: Amazonis, Olympus Mons Aureole (OMA), Tharsis, Arabia y Elysium. En estos lugares, el viento es el escultor más activo, moviendo partículas finas y depositándolas una y otra vez. Menos de una de cada mil vetas nuevas está asociada a un impacto o a un sismo. La gran mayoría surge en el verano y otoño del hemisferio sur, cuando los vientos alcanzan su máxima fuerza.

Las simulaciones también revelan que las vetas se inician con mayor frecuencia alrededor del amanecer y el atardecer, cuando los gradientes térmicos son más intensos y la turbulencia atmosférica alcanza su punto máximo. Además, las nubes de hielo y las neblinas de polvo juegan un papel esencial: los nuevos rastros tienden a aparecer donde estos velos atmosféricos son más comunes.

Curiosamente, el fenómeno recuerda a lo que ocurre en la Tierra. Más del 80% de los contrails (rastros de condensación de aviones) se forman dentro de nubes de hielo preexistentes, según estudios atmosféricos sobre el Atlántico Norte. En Marte sucede algo análogo: el contexto atmosférico crea las condiciones perfectas para que las laderas se muevan.

En términos numéricos, el nuevo modelo estima una tasa global de formación de vetas cercana al 5% por año marciano en las zonas activas. Esto equivale a decenas de miles de nuevas líneas formadas cada ciclo marciano. Dado que muchas persisten durante décadas, el planeta renueva constantemente su aspecto con cada temporada ventosa.

Algunas regiones permanecen estables durante años, mientras otras muestran verdaderas “oleadas” de actividad, con docenas de nuevas vetas apareciendo entre una imagen y otra. En los registros del módulo InSight de la NASA, se detectaron pequeños temblores coincidiendo con avalanchas locales en Elysium, aunque los investigadores advierten que su impacto global es limitado.

El evento de Apollinaris Mons es una rareza, una muestra de cómo un impacto puede desatar una cascada de deslizamientos, pero los números son claros: solo alrededor del 0,1% de las vetas nuevas provienen de impactos o temblores. El verdadero artista de Marte es su atmósfera.

Esta investigación no solo ayuda a entender la geología activa del planeta, sino que también redefine la estrategia de observación. Al saber cuándo y dónde ocurren los cambios, las misiones pueden programar sus cámaras para capturar el paisaje en movimiento: al amanecer y atardecer, en los cinco grandes focos de actividad, durante el verano y el otoño del hemisferio sur.

“Estas observaciones podrían ofrecernos una nueva comprensión de lo que sucede en Marte hoy”, afirma Colin Wilson, científico del proyecto ExoMars. “Obtener una visión continua y global de un Marte dinámico es uno de los objetivos centrales de las misiones actuales y futuras”.

Comprender cómo se mueve y redistribuye el polvo no es un simple capricho científico. Es la clave para planificar misiones, diseñar paneles solares resistentes y predecir cómo evolucionará el clima marciano. La superficie del planeta rojo, lejos de ser estática, sigue viva: un mundo donde el viento pinta y borra su propia historia, una y otra vez.

Fuentes, créditos y referencias:

Valentin Tertius Bickel, Dust, sand and wind drive slope streaks on Mars, Nature Communications (2025). DOI: 10.1038/s41467-025-65522-4

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