Por fin sabemos cómo los ojos saltones de los camaleones pueden apuntar en diferentes direcciones

Vea También

Científicos descubren nervios ópticos en los camaleones, similares a cables telefónicos, que Aristóteles y Newton pasaron por alto. Crédito: Unsplash
Científicos descubren nervios ópticos en los camaleones, similares a cables telefónicos, que Aristóteles y Newton pasaron por alto. Crédito: Unsplash


Durante siglos, los ojos de los camaleones han sido una fuente de asombro y desconcierto. Su capacidad para mirar en dos direcciones a la vez y observar casi todo a su alrededor parecía un truco imposible, digno de un mito. Sin embargo, un nuevo estudio acaba de resolver un enigma que ni Aristóteles ni Newton lograron descifrar: el secreto está escondido detrás de sus globos oculares, donde se ocultan dos nervios ópticos en espiral, un rasgo que ningún otro lagarto posee.

“Los ojos de los camaleones son como cámaras de seguridad que pueden moverse en todas direcciones”, explica Juan Daza, profesor asociado de la Sam Houston State University y autor principal del estudio publicado en Scientific Reports. “Pueden moverlos de forma independiente para explorar su entorno y, en el instante en que detectan a su presa, ambos ojos se alinean para calcular con precisión el punto de ataque”.

La historia de este hallazgo comenzó por casualidad. En 2017, Edward Stanley, director del laboratorio de imágenes digitales del Florida Museum of Natural History, visitó el laboratorio de Daza y observó algo sorprendente en una tomografía computarizada del diminuto camaleón hoja (Brookesia minima): los nervios ópticos estaban enrollados, formando un patrón nunca antes visto. Ambos científicos pensaron que debía tratarse de un error o de una observación ya documentada, pero no. Nadie en más de dos mil años de estudio había descrito aquella estructura.

A lo largo de la historia, figuras como Aristóteles y Isaac Newton trataron de entender cómo ve este animal. Aristóteles llegó a afirmar que los camaleones no tenían nervios ópticos, y que los ojos estaban conectados directamente al cerebro. En el siglo XVII, el médico romano Domenico Panaroli corrigió parte de esa idea, asegurando que los nervios no se cruzaban como en otros animales, lo que permitiría su movimiento independiente. Incluso Newton, fascinado por el tema, defendió esta teoría en su célebre obra Optiks (1704). Pero la verdad seguía oculta.

Los científicos han descubierto nervios ópticos enrollados en los camaleones, una característica desconocida en cualquier otro lagarto y poco común en el reino animal. Crédito Collins et al., 2025
Los científicos han descubierto nervios ópticos enrollados en los camaleones, una característica desconocida en cualquier otro lagarto y poco común en el reino animal. Crédito Collins et al., 2025


No fue hasta la era moderna, gracias a la tecnología de tomografía computarizada (CT) y al acceso abierto a datos anatómicos digitales, que se pudo ver la estructura sin dañarla. Las disecciones del pasado, aunque útiles, solían destruir o desplazar los delicados nervios ópticos, lo que impidió observar su verdadera forma. Ahora, las imágenes en 3D permitieron ver con claridad esas espirales dentro del cráneo del camaleón.

Para confirmar que no se trataba de una anomalía, el equipo analizó escaneos de más de treinta lagartos y serpientes, incluidas tres especies de camaleones. Los resultados fueron claros: solo los camaleones tenían nervios ópticos tan largos y enrollados. La forma se mantiene incluso durante el desarrollo embrionario. En los primeros estadios, los nervios son rectos, pero conforme el embrión crece, comienzan a retorcerse hasta formar las bobinas que les permiten mover los ojos de manera tan libre al nacer.

Evolutivamente, los científicos creen que este rasgo surgió como una solución a su limitada movilidad del cuello. Mientras aves como los búhos giran la cabeza para ampliar su campo de visión, los camaleones optaron por otra estrategia: dotar a sus ojos de nervios con “holgura”, como los cables en espiral de un teléfono antiguo. Esa flexibilidad evita la tensión cuando los ojos se mueven en direcciones opuestas.

“Es exactamente eso”, dice Daza. “Los primeros teléfonos tenían cables rectos; luego alguien pensó en enrollarlos para poder moverse con más libertad. Los camaleones parecen haber hecho lo mismo, solo que millones de años antes”.

Gracias al proyecto oVert (openVertebrate), una iniciativa que reúne a 18 instituciones estadounidenses para digitalizar y compartir modelos anatómicos en 3D, los investigadores pudieron comparar especies sin dañar los ejemplares. Estos métodos digitales están revolucionando la biología comparada, abriendo una ventana al interior de los organismos sin necesidad de bisturí.

Los hallazgos no solo corrigen siglos de suposiciones, sino que también muestran cuánto nos queda por descubrir. Incluso después de milenios de observación, la naturaleza sigue guardando secretos. Y ahora, gracias a la tecnología, los científicos pueden ver lo que antes estaba literalmente fuera de vista.

“Newton y Aristóteles se preguntaron cómo funcionaban los ojos del camaleón”, concluye Stanley. “Nosotros simplemente dimos el siguiente paso en ese largo camino para entender cómo estos animales ven el mundo”.

Fuentes, créditos y referencias:

A new twist in the evolution of chameleons uncovers an extremely specialized optic nerve morphology, Scientific Reports (2025). DOI: 10.1038/s41598-025-20357-3

Artículo Anterior Artículo Siguiente

Anuncio publicitario

Reciba actualizaciones por Telegram