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DESI es un instrumento de última generación que cartografía objetos distantes para estudiar la energía oscura. Crédito: Marilyn Sargent/Laboratorio de Berkeley. |
Durante más de dos décadas, la cosmología moderna ha descansado sobre una idea que parecía indiscutible: el universo se expande cada vez más rápido, impulsado por una misteriosa fuerza llamada energía oscura. Pero un nuevo estudio acaba de poner en duda esa premisa, sugiriendo que la expansión podría no estar acelerándose, sino ralentizándose.
El trabajo, publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, propone que el universo ya habría entrado en una fase de expansión desacelerada. Si esto se confirma, las consecuencias serían profundas: el cosmos podría no expandirse eternamente, sino colapsar en un eventual “Big Crunch”, una especie de reverso del Big Bang. Según los autores, este cambio estaría relacionado con una debilitación progresiva de la energía oscura.
“Nuestros resultados muestran que la energía oscura evoluciona con el tiempo mucho más rápido de lo que se pensaba”, explica el profesor Young-Wook Lee, de la Universidad Yonsei en Corea del Sur, quien lideró la investigación. “El universo ya podría estar entrando en una etapa de expansión más lenta. Si esto se confirma, sería un cambio de paradigma desde el descubrimiento de la energía oscura hace 27 años”.
El planteamiento no ha pasado desapercibido. Aunque muchos científicos reciben el estudio con cautela, el influyente consorcio DESI llegó a conclusiones similares a principios de este año, lo que ha encendido un debate apasionado sobre el destino último del universo.
Todo gira en torno a la fiabilidad de las supernovas tipo Ia, las explosiones estelares que sirvieron para deducir en los años 90 que la expansión cósmica se aceleraba. Aquellas observaciones, que valieron el Premio Nobel de Física en 2011, asumían que estas supernovas eran “velas estándar”, es decir, que todas emitían la misma cantidad de luz y, por tanto, podían utilizarse para medir distancias cósmicas.
Sin embargo, el nuevo análisis sugiere que esa premisa podría haber estado “mal abrochada desde el primer botón”, como describe Lee. Al estudiar las edades de más de 300 galaxias anfitrionas de supernovas, el equipo encontró que las estrellas más antiguas del universo temprano producían supernovas ligeramente más débiles, un detalle que habría sesgado las mediciones originales.
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La supernova de Kepler, una supernova de tipo 1a. Crédito: NASA/ESA |
Tras corregir ese sesgo, los datos siguen mostrando un universo en expansión, pero no uno que acelera. Por el contrario, indican que la expansión se ha ido frenando y que la energía oscura estaría perdiendo fuerza con el tiempo. Si esta tendencia continúa, podría llegar el momento en que su efecto se invierta y el cosmos comience a contraerse, desencadenando el hipotético colapso cósmico o Big Crunch.
El cosmólogo Carlos Frenk, de la Universidad de Durham, que no participó en la investigación, considera que el estudio merece atención: “Es provocador, y puede estar equivocado, pero no se puede descartar. Plantea resultados fascinantes con implicaciones muy profundas”.
Hasta los años 90, se creía que la gravedad actuaría como un freno cósmico, ralentizando la expansión al atraer las galaxias entre sí. Pero cuando los astrónomos midieron la luz de las supernovas distantes y encontraron que eran más tenues de lo esperado, dedujeron que el universo se expandía cada vez más rápido. Ese hallazgo cambió para siempre la cosmología moderna y dio origen al concepto de energía oscura.
Hoy, sin embargo, este nuevo estudio reabre el caso. Si la energía oscura se está desvaneciendo, la historia del universo podría tener un final radicalmente distinto del que imaginamos. Y mientras la comunidad científica debate, una pregunta inquietante resuena: ¿estamos viviendo en la fase intermedia entre la expansión y el colapso?
Por ahora, los telescopios seguirán buscando respuestas, midiendo con más precisión la luz de galaxias cada vez más lejanas. Pero si la expansión del cosmos realmente se está frenando, la teoría que alguna vez ganó el Nobel podría necesitar una revisión tan grande como el universo que intenta explicar.
Fuentes, créditos y referencias:

