¿Son más saludables los alimentos enriquecidos con vitaminas y minerales?

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Según un nuevo estudio, las bebidas de frutas son los productos más enriquecidos con vitaminas y minerales. Baevskiy Dmitry/Shutterstock

Cereales de desayuno con vitaminas, carne vegana con hierro, bebidas vegetales con calcio y vitamina D… En el supermercado nos encontramos una gran variedad de alimentos enriquecidos con vitaminas y minerales. Pero ¿son realmente necesarios?

Qué ocurre si no tomamos la cantidad suficiente

Las vitaminas y minerales resultan imprescindibles para que nuestro cuerpo funcione correctamente. Si no tomamos la cantidad suficiente, tenemos menor capacidad general para funcionar, disminuye el nivel de energía y la claridad mental y podemos sufrir enfermedades e incluso morir.

Solemos pensar que las deficiencias de estos nutrientes son patrimonio exclusivo de países de bajos recursos económicos, por escasez de alimentos; no esperaríamos que sucediera en países occidentales, los de altos ingresos. Sin embargo, la realidad es otra.

Por ejemplo, una parte importante de la población de Estados Unidos, Canadá y Europa experimenta deficiencia de vitamina D. En España, casi nadie toma la cantidad suficiente de esta vitamina, y más de la mitad tampoco ingiere los niveles recomendables de calcio, magnesio, zinc, vitaminas A, E, C y ácido fólico (vitamina B9). Además, la deficiencia en hierro es muy habitual en mujeres, especialmente si están en edad fértil y si son deportistas.

¿Cómo podemos evitar estos déficits nutricionales? Con una dieta saludable. Lo que ocurre es que nuestra alimentación está lejos de serlo porque consumimos diariamente comida que perjudica nuestra salud y apenas aporta vitaminas y minerales. Por el contrario, dejamos de tomar los alimentos que sí son ricos en estos nutrientes (frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos).

La adición tiene buena fama

Hay países en donde se enriquecen algunos alimentos de manera obligatoria para ayudar a reducir las citadas carencias. Sin embargo, en Europa, esta adición de vitaminas y minerales se hace de manera voluntaria. Entonces, ¿por qué lo hacen los fabricantes?

Probablemente porque, en general, tenemos una opinión positiva de los alimentos enriquecidos y son mejor aceptados por los consumidores. Además, tienden a considerarse más saludables que los no enriquecidos. ¿Es esto correcto?

En el equipo BADALI de la Universidad Miguel Hernández hemos realizado un estudio de más de 4 300 productos del supermercado: barritas, galletas, cereales de desayuno, bebidas de frutas, leche y bebidas lácteas, bebidas vegetales (soja, avena, etc.), “carne” vegana, bebidas vegetales fermentadas (“yogures” vegetales) y yogures lácteos.

Bebidas de frutas, los productos más enriquecidos

Uno de cada seis productos analizados está enriquecido, más con vitaminas que con minerales, aunque es muy habitual que incorporen ambos. La vitamina D y el calcio son los micronutrientes más habituales.

La adición de vitaminas y minerales depende mucho del tipo de alimento. Los más enriquecidos son las bebidas de frutas: dos de cada cinco, la mayoría con vitamina C, aunque también hay muchas con vitaminas A o E. Una de cada tres bebidas vegetales (soja, avena, etc.) agrega calcio y menos de una de cada cuatro, vitamina D.

En cuanto a la leche y las bebidas lácteas, nos encontramos una gran variedad de vitaminas añadidas, aunque predomina la vitamina D.

Cómo interpretar las etiquetas

¿Y cómo podemos saber si un alimento está enriquecido con vitaminas o minerales? Suele mencionarse en algún lugar muy visible del envase o paquete. Sin embargo, esto también lo pueden hacer alimentos que llevan esos micronutrientes de manera natural.

Así que es mejor acudir a los ingredientes y observar si aparece el nombre de alguna vitamina o mineral. Por ejemplo, si indica “carbonato de calcio” es que está enriquecido con calcio.

Sin embargo, a veces esos ingredientes no se añaden para enriquecer, sino como aditivos. En ese caso, se señala su función. Siguiendo el ejemplo anterior, si leemos “regulador de acidez (carbonato de calcio)” entonces no se considera que está enriquecido.

¿Son los alimentos enriquecidos mejores?

Desde el punto de vista nutricional, nuestros resultados indican que no lo son. De hecho, ya estén enriquecidos o no, solo uno de cada cinco alimentos analizados se puede considerar saludable según el criterio internacional desarrollado por la Organización Panamericana de la Salud.

Si analizamos por tipo concreto de productos, sí detectamos diferencias entre alimentos enriquecidos y los que no lo están. Por ejemplo, existen menos leches fermentadas y yogures enriquecidos que son altos en grasa; sin embargo, hay más del doble que tienen edulcorantes. Así que, en el cómputo total encontramos menos yogures enriquecidos saludables.

Otro ejemplo son los cereales de desayuno. En este caso también hay menos productos enriquecidos altos en grasa o en grasa saturada que los que no añaden vitaminas y minerales. Sin embargo, el doble son altos en azúcares libres y más del doble, en sal. Por lo tanto, el resultado es que existen menos cereales de desayuno enriquecidos que se pueden considerar saludables.

Pero hay un dato curioso. Al analizar este tipo de alimentos, vemos que se venden bastantes que solo llevan cereales, sin ingredientes adicionales. Estos cerca de cien productos son saludables, y solo uno de ellos está enriquecido. Posiblemente sea porque no necesitan añadidos para parecer sanos, puesto que ya lo son. Por el contrario, la mayoría de los cereales enriquecidos entran en la categoría de no saludables, probablemente como reclamo para comprarlos.

Estos son solo varios ejemplos de un estudio más completo, imposible de desglosar aquí en toda su extensión. La conclusión es la siguiente: aunque los productos alimenticios enriquecidos con vitaminas y minerales puedan parecer saludables, la mayoría no lo son.

En este caso, el refranero nos avala: “no puede ser peor el remedio que la enfermedad”. Por lo tanto, no resulta justificable poner en riesgo nuestra salud comiendo alimentos que nos pueden perjudicar a cambio de tomar más vitaminas o minerales.

Por eso, lo mejor es siempre tratar de llevar una dieta saludable. Si creemos que tenemos deficiencia en alguna vitamina o mineral, debemos acudir a un nutricionista que nos haga un estudio detallado y seguir sus recomendaciones.


Marta Rodríguez Soriano, estudiante de Máster de la Universidad Miguel Hernández, ha contribuido en la elaboración de este artículo


The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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