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Un planeta a 41 años luz podría convertirse en el hallazgo más importante en la búsqueda de vida fuera del Sistema Solar. Se trata de Trappist-1e, un mundo rocoso que orbita dentro de la zona habitable de su estrella y que, según nuevas observaciones del telescopio espacial James Webb (JWST), podría tener atmósfera. Si se confirma, sería la primera vez que encontramos un planeta rocoso en la zona habitable con esta característica, condición clave para la presencia de agua líquida.
El sistema Trappist-1, descubierto en 2016, está formado por una enana roja mucho más fría que el Sol y siete planetas rocosos. Tres de ellos —Trappist-1d, Trappist-1e y Trappist-1f— se ubican en la franja donde las temperaturas permiten agua en estado líquido. Desde 2022, el JWST observa de forma sistemática estos mundos para buscar señales atmosféricas.
La mayoría de los exoplanetas rocosos que hemos encontrado hasta ahora orbitan alrededor de estrellas enanas rojas, que son mucho más frías que el sol (normalmente 2500 °C/4500 °F, en comparación con los 5600 °C/10 000 °F del sol). Esto no se debe a que los planetas alrededor de estrellas similares al Sol sean raros, sino a que hay razones técnicas por las que es más fácil encontrar y estudiar planetas que orbitan alrededor de estrellas más pequeñas.
Entre junio y octubre de 2023, un equipo internacional estudió cuatro tránsitos de Trappist-1e. El análisis se complicó por la actividad de la estrella, pero los resultados apuntan a dos escenarios: que el planeta sea un simple cuerpo rocoso sin atmósfera, o que albergue una atmósfera secundaria rica en moléculas como nitrógeno y metano. Este último escenario lo convertiría en un candidato clave para la habitabilidad.
Los tres planetas más cercanos a la estrella parecen ser rocas desnudas, mientras que los más lejanos podrían conservar condiciones más estables. Ahora, el JWST continuará con nuevas observaciones de Trappist-1e durante 2024 y 2025, con un total de 15 tránsitos adicionales. La estrategia consiste en comparar sus datos con los de Trappist-1b, un planeta sin atmósfera, para filtrar mejor las señales.
En menos de dos años, la ciencia podría confirmar si Trappist-1e no es solo una roca fría en el espacio, sino un mundo con atmósfera capaz de albergar agua… y quizá vida.
Ana Glidden et al, JWST-TST DREAMS: Secondary Atmosphere Constraints for the Habitable Zone Planet TRAPPIST-1 e, The Astrophysical Journal Letters (2025). DOI: 10.3847/2041-8213/adf62e