Una anomalía magnética gigante bajo el Atlántico se está expandiendo más rápido de lo esperado

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Un mapa de la anomalía elaborado por la NASA. (NASA Goddard/YouTube)

Un mapa de la anomalía elaborado por la NASA. (NASA Goddard/YouTube)

Durante más de una década, un trío de satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA), conocidos como Swarm, ha estado vigilando el pulso magnético de nuestro planeta. Gracias a ellos, los científicos han confirmado algo inquietante: la llamada Anomalía del Atlántico Sur, esa región debilitada del campo magnético terrestre, ha crecido desde 2014 hasta abarcar un área casi equivalente a la mitad del tamaño de Europa.

El campo magnético de la Tierra es mucho más que una curiosidad geofísica; es un escudo vital. Sin él, estaríamos expuestos a la radiación cósmica y al bombardeo constante de partículas cargadas provenientes del Sol. Su origen se encuentra a unos 3000 kilómetros bajo nuestros pies, en un océano incandescente de hierro líquido que gira sin descanso. Ese movimiento genera corrientes eléctricas, y con ellas, un campo electromagnético que cambia continuamente. Pero, aunque la idea suene simple, las fuerzas que lo producen son extraordinariamente complejas.

Los satélites Swarm, parte del programa Earth Observation FutureEO de la ESA, miden con precisión las señales magnéticas provenientes del núcleo, el manto, la corteza terrestre e incluso de los océanos y la atmósfera. Con esos datos, los investigadores pueden entender por qué el campo magnético se debilita en algunos puntos y se fortalece en otros.

The size and strength of the anomaly in 2014 (top) and 2025 (bottom). (ESA)

El tamaño y la intensidad de la anomalía en 2014 (arriba) y 2025 (abajo). (ESA)

La Anomalía del Atlántico Sur fue detectada por primera vez en el siglo XIX, al sureste de Sudamérica. Hoy, preocupa especialmente a los ingenieros espaciales: cualquier satélite que atraviesa esa zona recibe una dosis mayor de radiación, lo que puede causar fallos, daños en componentes electrónicos e incluso apagones temporales.

El nuevo estudio, publicado en Physics of the Earth and Planetary Interiors, muestra que entre 2014 y 2025 la anomalía se expandió de manera constante. Sin embargo, desde 2020, una región del Atlántico situada al suroeste de África muestra un debilitamiento del campo magnético aún más rápido.

“El Atlántico Sur no es una sola mancha uniforme”, explica Chris Finlay, profesor de Geomagnetismo en la Universidad Técnica de Dinamarca y autor principal del estudio. “Cambia de forma distinta hacia África que hacia Sudamérica. Algo particular está ocurriendo allí, provocando un debilitamiento más intenso del campo.”

La causa parece estar en los llamados parches de flujo inverso: zonas anómalas donde, en lugar de salir del núcleo, las líneas del campo magnético se sumergen nuevamente hacia él. Los datos de Swarm muestran que uno de estos parches se desplaza hacia el oeste, bajo África, contribuyendo al deterioro acelerado de la Anomalía del Atlántico Sur.

Los once años de observaciones de Swarm representan el registro continuo más largo jamás obtenido del campo magnético terrestre desde el espacio. Lanzados en 2013, los tres satélites fueron concebidos como parte del programa FutureEO, destinado a explorar nuevas tecnologías de observación de la Tierra. Lo que comenzó como una misión experimental se ha convertido en una pieza esencial para la navegación global, el monitoreo del clima espacial y la comprensión de los procesos que ocurren desde el núcleo hasta la atmósfera superior del planeta.

Los resultados también revelan cómo el magnetismo terrestre está lejos de ser estático. En el hemisferio sur existe un punto donde el campo es especialmente fuerte, mientras que en el norte se observan dos regiones destacadas: una sobre Canadá y otra sobre Siberia. Pero mientras la fuerza magnética canadiense ha disminuido, la siberiana ha crecido. De hecho, el área de campo intenso sobre Canadá se ha reducido en una extensión similar al tamaño de la India, mientras que la de Siberia se ha expandido en una superficie comparable a Groenlandia.

Este desplazamiento está vinculado al movimiento del polo norte magnético, que en los últimos años se ha desplazado hacia Siberia, alterando los sistemas de navegación y generando ajustes constantes en los modelos magnéticos globales.

“Es fascinante observar el gran panorama de una Tierra tan dinámica”, afirma Anja Stromme, gerente de la misión Swarm en la ESA. “Nuestros satélites siguen en excelente estado y esperamos extender su operación más allá de 2030. El próximo mínimo solar será una oportunidad única para descubrir aún más sobre nuestro planeta.”

Fuentes, créditos y referencias:

C.C. Finlay et al, Core field changes from eleven years of Swarm satellite observations, Physics of the Earth and Planetary Interiors (2025). DOI: 10.1016/j.pepi.2025.107447

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