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La impactante verdad: cómo un cuento medieval creó el mito del viaje de la peste negra. Crédito: generado por Google AI. |
Durante siglos, se ha repetido una historia fascinante —pero equivocada— sobre cómo la Peste Negra cruzó rápidamente Asia devastando comunidades de la Ruta de la Seda. Una nueva investigación revela que todo proviene de un único texto del siglo XIV... y de un monumental malentendido.
La idea de que la peste viajó velozmente por el continente, siguiendo a los comerciantes, tiene su origen en una obra literaria árabe escrita entre 1348 y 1349 por el poeta e historiador Ibn al-Wardī, en Alepo. Su relato, un maqāma —género narrativo que mezclaba sátira y poesía en torno a un “embaucador viajero”—, fue tomado como un registro histórico real cuando en realidad era ficción.
En su historia, al-Wardī describe a la peste como un “trickster” itinerante que, a lo largo de 15 años, destruye una región tras otra: desde tierras desconocidas más allá de China, pasando por India, Asia Central y Persia, hasta alcanzar el Mar Negro y el Mediterráneo para sembrar el caos en Egipto y el Levante. Con el tiempo, ese relato literario fue citado por otros cronistas y acabó siendo considerado un documento histórico auténtico.
El nuevo estudio, firmado por Muhammed Omar (doctorando en Estudios Árabes e Islámicos) y Nahyan Fancy (historiador de la medicina islámica, Universidad de Exeter), demuestra cómo esta confusión comenzó con los cronistas árabes del siglo XV y se propagó entre los historiadores europeos posteriores.
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Ibn al-Wardi describió la peste negra como un «embaucador» itinerante. Crédito: Journal of Arabic and Islamic Studies (2025). DOI: 10.5617/jais.12790 |
“Todas las rutas que llevan a la descripción errónea de la propagación de la peste conducen a este único texto”, explica el profesor Fancy. “Es como si estuviera en el centro de una telaraña de mitos sobre el movimiento de la Peste Negra”.
Según la investigación publicada en el Journal of Arabic and Islamic Studies, la llamada “teoría del tránsito rápido” —que sostiene que la bacteria viajó más de 3.000 millas desde Kirguistán hasta el Mediterráneo en menos de una década— se basa casi por completo en una lectura literal del maqāma de Ibn al-Wardī. Sin embargo, ninguna crónica contemporánea apoya esa versión.
Los autores subrayan que este texto, lejos de ser un informe histórico, pretendía reflejar cómo las personas de la época entendían y afrontaban una catástrofe sanitaria. De hecho, el siglo XIV fue un período en que los intelectuales mamelucos cultivaron este tipo de obras, diseñadas para ser leídas en una sola sesión y disfrutadas por su ingenio y dramatismo.
La Risāla de Ibn al-Wardī fue solo una de al menos tres composiciones literarias sobre la peste escritas entre 1348 y 1349. Hoy, estos textos ofrecen una ventana única a la psicología social del momento: cómo el arte, la narración y la ironía servían como mecanismos de resistencia emocional frente al horror de la muerte masiva.
“Estas obras no nos dicen cómo se propagó realmente la Peste Negra”, aclara Fancy, “pero sí nos muestran cómo las personas vivieron y enfrentaron aquella crisis. Es algo parecido a lo que ocurrió durante la pandemia de COVID-19, cuando muchos redescubrieron la cocina o el arte como formas de sobrellevar el encierro”.
Con este hallazgo, los historiadores pueden replantear cómo interpretan los brotes previos —como los de Damasco en 1258 o Kaifeng en 1232— y estudiar de qué manera los recuerdos de aquellas tragedias fueron reescritos siglos después. En definitiva, un recordatorio de que la historia, a veces, no solo se escribe... también se imagina.
Fuentes, créditos y referencias:


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