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En comparación con la Vía Láctea, la Pequeña Nube de Magallanes tiene menores cantidades de metales, que son elementos más pesados que el hidrógeno o el helio. Los científicos preveían que habría poco polvo y que sería difícil identificarlo porque la mayoría de los granos de polvo del espacio están formados por metales. Los datos más recientes de Webb muestran lo contrario.
Margaret Meixner, astrónoma de la Universities Space Research Association e investigadora principal del equipo de investigación, declaró: "Una galaxia durante el mediodía cósmico no tendría una NGC 346 como la Pequeña Nube de Magallanes; tendría miles". Pero incluso si NGC 346 es ahora el único cúmulo masivo que forma estrellas furiosamente en su galaxia, nos ofrece una gran oportunidad para sondear las condiciones existentes en el mediodía cósmico."
Los científicos pueden determinar si el proceso de formación estelar en la Pequeña Nube de Magallanes difiere del que vemos en nuestra Vía Láctea observando las protoestrellas que aún se están formando. Las protoestrellas con masas superiores a entre 5 y 8 veces la del Sol fueron el objeto principal de anteriores observaciones infrarrojas de NGC 346.
Olivia Jones, del Centro de Tecnología Astronómica del Reino Unido, Real Observatorio de Edimburgo, coinvestigadora en el programa, declaró: "Con Webb, podemos sondear protoestrellas más ligeras, tan pequeñas como una décima parte de nuestro Sol, para ver si su proceso de formación se ve afectado por el menor contenido de metal."
En las imágenes de Webb, el polvo y el gas de la nube molecular circundante pueden formar cintas cuando se forman las estrellas y las acumulan. Un disco de acreción recibe el material y nutre el núcleo protoestelar. Dentro de NGC 346, los astrónomos han descubierto gas alrededor de protoestrellas, pero los estudios de Webb en el infrarrojo cercano son los primeros que revelan la presencia de polvo en estos discos.
Guido De Marchi, de la Agencia Espacial Europea, coinvestigador del equipo de investigación, declaró: "Vemos los componentes básicos, no sólo de las estrellas, sino también, potencialmente, de los planetas. Y como la Pequeña Nube de Magallanes tiene un entorno similar al de las galaxias durante el mediodía cósmico, es posible que los planetas rocosos pudieran haberse formado antes en el universo de lo que podríamos haber pensado".
El equipo también dispone de observaciones espectroscópicas del instrumento NIRSpec de Webb que siguen analizando. Se espera que estos datos proporcionen nuevos datos sobre el material que se acumula en las protoestrellas y el entorno que las rodea.
Fuente: NASA