Los astronautas pronto podrían comer proteínas elaboradas a partir del aire y la orina

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Polvo Solein de Solar Foods. Crédito Solar Foods

Polvo Solein de Solar Foods. Crédito: Solar Foods

Sobrevivir en el espacio nunca ha sido tarea fácil. Los futuros astronautas no solo deberán enfrentarse a la soledad, la radiación y los largos meses de viaje, sino también al desafío más básico: ¿de qué vivirán tan lejos de la Tierra? Esa pregunta acaba de recibir una respuesta que suena casi a ciencia ficción.

La Agencia Espacial Europea (ESA) anunció que pondrá a prueba una proteína en polvo capaz de producirse casi sin ingredientes. El proceso no requiere plantas, animales ni suelos fértiles. Solo necesita aire y, sorprendentemente, orina humana. La idea suena extraña, pero detrás hay ciencia sólida y una necesidad real: la de encontrar alimentos sostenibles para misiones de larga duración.

Hasta ahora, toda la comida que consumen los astronautas se prepara en la Tierra y se envía a la Estación Espacial Internacional (ISS). Pero enviar cargamentos hasta Marte tardaría unos siete meses con la tecnología actual, lo que hace imposible depender del abastecimiento terrestre. Por eso, la ESA impulsa el proyecto HOBI-WAN —siglas de Hydrogen Oxidizing Bacteria in Weightlessness as a Source of Nutrition—, parte del programa Terrae Novae Exploration, cuyo objetivo es crear autonomía alimentaria en el espacio.

El experimento usará una proteína en polvo llamada Solein, desarrollada por la empresa finlandesa Solar Foods. Según explicó Angelique Van Ombergen, jefa científica de exploración humana de la ESA, esta tecnología busca “mejorar la autonomía, la resiliencia y el bienestar de los astronautas durante misiones prolongadas”. En otras palabras, preparar el camino para que los humanos puedan vivir más allá de nuestro planeta sin depender de la Tierra.

En condiciones terrestres, Solein se produce en biorreactores que alimentan una solución con microorganismos presentes en el aire. Mediante un proceso de fermentación con gases, esa mezcla se transforma en un polvo rico en proteínas. Sin embargo, el espacio impone un reto: allí no hay acceso directo a amoníaco, la fuente de nitrógeno usada para sintetizar proteínas en la Tierra. En su lugar, los científicos proponen usar urea, un compuesto orgánico presente en la orina, como sustituto funcional.

La idea puede parecer extravagante, pero encaja perfectamente en el contexto espacial, donde cada gota de agua, aire o desecho se recicla. En microgravedad, los líquidos y gases se comportan de forma impredecible, por lo que el proceso de fermentación deberá ser probado cuidadosamente. El plan de la ESA contempla una primera fase de ocho meses para desarrollar un modelo terrestre de producción y, más adelante, fabricar y enviar el equipo de prueba a la órbita.

El proyecto será ejecutado por Solar Foods en colaboración con la empresa alemana OHB System AG. Si los resultados son positivos, Solein podría convertirse en una fuente de alimento práctica, ligera y sostenible para misiones lunares o marcianas. En el futuro, los astronautas podrían literalmente alimentarse del aire que respiran y de los desechos que generan, cerrando el ciclo vital de una manera tan radical como eficiente.

El desafío de alimentar a los humanos más allá de la Tierra está dejando de ser una fantasía. Con cada avance, nos acercamos a un escenario donde las colonias espaciales sean capaces de producir su propia comida, energía y oxígeno. Si el proyecto HOBI-WAN tiene éxito, la humanidad habrá dado un paso más hacia la independencia cósmica —una en la que la supervivencia podría depender, literalmente, del aire y de una simple molécula de urea.

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