Arqueólogos descifran el misterio de los 5000 agujeros antiguos de Perú, y no es lo que usted cree

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Un grupo de agujeros en Monte Sierpe. Crédito C. Stantish

Un grupo de agujeros en Monte Sierpe. Crédito: C. Stantish

En los áridos paisajes del sur de Perú, una antigua obra humana sigue desafiando la lógica moderna: un extenso corredor de más de 5,000 hoyos excavados en la cima de una loma, conocido como Monte Sierpe. Desde su primera fotografía aérea publicada por la National Geographic Society en 1933, este lugar ha sido un misterio que arqueólogos de todo el mundo intentaron descifrar durante casi un siglo.

Hoy, un nuevo estudio dirigido por Jacob Bongers de la Universidad de Sídney ofrece una respuesta fascinante. Su equipo analizó material vegetal encontrado dentro de las cavidades y descubrió indicios de que el sitio pudo haber funcionado primero como un mercado preinca y, más tarde, como un sistema contable utilizado por los incas. Los hallazgos fueron publicados en la revista Antiquity.

Los investigadores se enfrentaron a una pregunta que ha intrigado a generaciones: ¿por qué alguien haría miles de hoyos en una ladera? Algunos propusieron que se trataba de jardines, sistemas de riego o trampas de neblina, pero las nuevas pruebas apuntan a un propósito más social y económico.

El corredor de Monte Sierpe mide alrededor de 1.5 kilómetros de largo y unos siete u ocho hoyos de ancho. Cada cavidad fue excavada con precisión, y algunas presentan refuerzos de piedra en los bordes, lo que indica una obra planificada y duradera. Según Bongers, “los humanos no se embarcan en proyectos de esa magnitud sin una razón concreta”.

Mediante análisis de sedimentos y mapeos con drones, el equipo descubrió que los hoyos contenían restos microscópicos de maíz, quinua, espinaca, cebada y calabaza, además de materiales vegetales como totora y sauce, empleados en la fabricación de cestas. Todo sugiere que en cada hoyo se almacenaban alimentos y objetos dentro de canastos —lo que encaja con la idea de un mercado al aire libre donde pobladores intercambiaban bienes agrícolas.

Radiocarbono y fragmentos de cerámica revelan que el sitio fue usado entre 1320 y 1405 d.C., lo que significa que los constructores fueron probablemente miembros de la cultura Chincha, anterior a la expansión inca. Con el tiempo, cuando los incas llegaron alrededor del año 1400, parece que reutilizaron el lugar como registro tributario.

Desde el aire, los arqueólogos notaron algo aún más asombroso: el patrón de los hoyos se asemeja a los khipus, las antiguas cuerdas con nudos que los incas usaban para contabilizar impuestos y censos. Esto sugiere que Monte Sierpe fue una especie de “khipu en el paisaje”, una herramienta social y administrativa a gran escala.

Para Bongers, estos hoyos no solo fueron una curiosidad arqueológica, sino una muestra de la creatividad humana: “Eran una forma de tecnología social que unía a las personas, y más tarde se transformó en un sistema contable del Imperio Inca”. Sin embargo, el investigador reconoce que aún quedan preguntas sin resolver: ¿por qué esta construcción es única en los Andes? ¿Qué tan extendido fue su uso?

El equipo prepara ahora una nueva fase de excavaciones y análisis para confirmar sus hipótesis, estudiar más khipus locales y fechar con mayor precisión los depósitos. Mientras tanto, Monte Sierpe continúa revelando sus secretos, recordando que incluso los misterios más antiguos pueden tener raíces profundamente humanas.

Fuentes, créditos y referencias:

Jacob L. Bongers et al, Indigenous accounting and exchange at Monte Sierpe ('Band of Holes') in the Pisco Valley, Peru, Antiquity (2025). doi.org/10.15184/aqy.2025.10237

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