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El Mecanismo de Anticitera, descubierto en 1901 entre los restos de un naufragio cerca de la isla griega de Anticitera, es considerado uno de los artefactos más fascinantes de la antigüedad. Data de finales del siglo II o principios del I a.C., y durante décadas ha sido objeto de estudio por su complejidad técnica y su posible uso como calculadora astronómica. Recientemente, un equipo de físicos de la Universidad Nacional de Mar del Plata, en Argentina, ha arrojado nueva luz sobre su funcionamiento mediante simulaciones por computadora, revelando posibles problemas de diseño que podrían haberlo hecho poco práctico.
Esteban Szigety y Gustavo Arenas, los investigadores detrás del estudio, recrearon el mecanismo en un entorno virtual utilizando datos previos sobre la forma y disposición de sus engranajes. Su simulación mostró que, aunque los dientes triangulares de los engranajes no afectaban significativamente su funcionamiento, los errores en el espaciado entre ellos podrían haber causado frecuentes atascos al girar la manivela.
Estos atascos habrían hecho que el dispositivo fuera casi inutilizable para fines científicos, como predecir eclipses o seguir el movimiento de los cuerpos celestes. Sin embargo, los investigadores plantean que estos problemas podrían ser resultado de la corrosión sufrida durante siglos bajo el mar, y no necesariamente de un diseño defectuoso original.