Una cápsula del tiempo de 6 millones de años ha sido abierta en la Antártida

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Allan Hills, 2022-2023. Crédito Julia Marks Peterson, COLDEX

Allan Hills, 2022-2023. Crédito: Julia Marks Peterson, COLDEX

Bajo el hielo helado de la Antártida, un equipo de científicos acaba de desenterrar algo que supera cualquier hallazgo anterior: fragmentos de hielo y aire que han permanecido atrapados durante casi 6 millones de años. Son, hasta ahora, las muestras de hielo glaciar más antiguas jamás fechadas directamente por el ser humano.

El hallazgo tuvo lugar en Allan Hills, una zona donde el hielo se ha ido acumulando lentamente a lo largo de eones. Desde cientos de metros bajo la superficie, la glacióloga Sarah Shackleton, del Woods Hole Oceanographic Institute, y su equipo lograron extraer núcleos de hielo que conservan una parte intacta de la historia climática de la Tierra. “Los núcleos de hielo son como máquinas del tiempo”, explicó Shackleton. “Nos permiten observar cómo era nuestro planeta en el pasado, y estos de Allan Hills nos llevan mucho más atrás de lo que creíamos posible”.

La Tierra es un planeta geológicamente activo, y eso suele borrar las huellas de su propio pasado. Pero la Antártida es la excepción perfecta: su hielo y su nieve atrapan y conservan materiales durante millones de años, formando una cápsula del tiempo natural. Al estudiar el hielo antiguo, los científicos pueden reconstruir cómo eran el clima, la temperatura y la atmósfera de épocas remotas.

Levantamiento del taladro Foro, Allan Hills, Antártida. 2022-2023. Crédito Julia Marks Peterson, COLDEX.

Levantamiento del taladro Foro, Allan Hills, Antártida. 2022-2023. Crédito: Julia Marks Peterson, COLDEX.

En Allan Hills, una concentración única de hielo azul ofrece una oportunidad excepcional. Este tipo de hielo se forma cuando la presión del tiempo expulsa las burbujas de aire más grandes y amplía los cristales, haciendo que el hielo absorba la luz roja y adopte ese tono azul intenso. Y gracias a un fenómeno poco común —la falta de acumulación de nueva nieve—, el hielo más antiguo se encuentra más cerca de la superficie que en otros lugares del continente.

“Todavía estamos tratando de entender las condiciones exactas que permiten que hielo tan antiguo sobreviva tan cerca de la superficie”, comenta Shackleton. “Probablemente es una combinación de topografía, viento extremo y un frío constante que frena el movimiento del hielo. Es uno de los mejores lugares del mundo para hallar hielo antiguo, y también uno de los más duros para trabajar en campo”.

Aunque este hielo no tiene burbujas visibles, conserva diminutas bolsas de aire comprimido dentro de su estructura cristalina. Esos microespacios encierran un tesoro: fragmentos intactos de la atmósfera terrestre de hace millones de años.

El proyecto COLDEX, respaldado por la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos, perforó tres núcleos de hielo en Allan Hills, a profundidades de 150, 159 y 206 metros. Su meta era llegar al clima del Plioceno, una era que terminó hace unos 2,6 millones de años. “Sabíamos que el hielo era antiguo en esta región”, explicó Ed Brook, paleoclimatólogo y director del proyecto COLDEX en la Universidad Estatal de Ohio. “Esperábamos encontrar muestras de hasta 3 millones de años, tal vez un poco más... pero lo que encontramos superó cualquier expectativa”.

El equipo aplicó datación por isótopos de argón, un método que permite determinar la edad directa del hielo en lugar de inferirla por los sedimentos circundantes. El resultado fue asombroso: el núcleo más profundo tenía cerca de 6 millones de años, correspondiente al final del Mioceno, alrededor de 5,3 millones de años atrás.

Otras muestras resultaron más jóvenes, lo que proporcionó una secuencia de “instantáneas” del clima desde el final del Mioceno hasta gran parte del Plioceno. Para cada una de ellas, los científicos realizaron análisis de isótopos de oxígeno, una técnica que permite estimar la temperatura del hielo en el momento en que se formó.

Los resultados revelaron que, hace 6 millones de años, la Antártida era unos 12 grados Celsius más cálida que hoy, y que ese enfriamiento se produjo de forma gradual y no repentina. Es decir, el continente blanco pasó lentamente del calor al frío extremo que hoy lo define.

El siguiente paso del equipo será analizar los gases atrapados en el hielo: cuáles estaban presentes, en qué concentraciones y cómo cambiaron a lo largo del tiempo. Esto permitirá entender la relación entre los gases de efecto invernadero y los cambios de temperatura en el pasado remoto de la Tierra.

Y la historia no termina ahí. Los investigadores planean regresar a Allan Hills entre 2026 y 2031 para ampliar el estudio y tratar de alcanzar registros aún más antiguos. Como dijo Brook, “el hielo que acabamos de descubrir es espectacularmente viejo, pero creemos que aún hay capas más profundas esperando ser encontradas”.

Cada perforación en ese hielo azul es más que una expedición científica: es un viaje directo al pasado de nuestro planeta, una mirada a la Tierra cuando los glaciares apenas comenzaban a formarse y la vida seguía adaptándose a un mundo en constante cambio.

Fuentes, créditos y referencias:

Universidad Estatal de Oregón - S. Shackleton et al, Miocene and Pliocene ice and air from the Allan Hills blue ice area, East Antarctica, Proceedings of the National Academy of Sciences (2025). DOI: 10.1073/pnas.2502681122

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