Plantas antiguas acaban de resolver un misterio climático de 400 millones de años

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Científico sorprendido por el agua encontrada en una planta de 400 millones de años de antigüedad.

Científico sorprendido por el agua encontrada en una planta de 400 millones de años de antigüedad. Credito: Unsplash

Un grupo de científicos de la Universidad de Nuevo México ha descubierto que un antiguo y peculiar grupo de plantas —las colas de caballo o equisetos— podría guardar secretos sobre el clima prehistórico de la Tierra. Estas plantas, con más de 400 millones de años de historia, no solo sobrevivieron a los dinosaurios, sino que también podrían ayudar a descifrar cómo era nuestro planeta en sus primeras eras.

El estudio, liderado por Zachary Sharp del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la UNM, fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Su equipo descubrió que el agua que fluye a través de estas plantas experimenta un proceso de purificación tan extremo que sus isótopos de oxígeno reflejan valores similares a los encontrados en meteoritos y materiales extraterrestres.

“Es como un cilindro de un metro de alto con un millón de diminutos orificios perfectamente espaciados. Es una obra de ingeniería natural. No podrías fabricar algo así ni en un laboratorio”, explicó Sharp, asombrado por la precisión biológica de estas estructuras.

Esta revelación podría resolver un viejo misterio sobre cómo se comportan los isótopos de oxígeno en plantas de zonas áridas. Gracias a los equisetos, los científicos ahora tienen una nueva herramienta para reconstruir los climas del pasado, especialmente en regiones desérticas.

Lugar de campo. A) Mapa de ubicación. La estrella amarilla indica la ubicación del lugar. B) Vista hacia el norte del río Grande. Las muestras se recogieron a unos 100 m al oeste del río. C) Matorral del bosque. Las equisetas se encuentran en regiones sombreadas o parcialmente sombreadas. D) Parche de equisetas con un perro como referencia de escala (50 cm a la altura del hombro). Crédito Actas de la Academia Nacional de Ciencias (2025). DOI 10.1073pnas.2507455122

Lugar de campo. A) Mapa de ubicación. La estrella amarilla indica la ubicación del lugar. B) Vista hacia el norte del río Grande. Las muestras se recogieron a unos 100 m al oeste del río. C) Matorral del bosque. Las equisetas se encuentran en regiones sombreadas o parcialmente sombreadas. D) Parche de equisetas con un perro como referencia de escala (50 cm a la altura del hombro). Crédito: Actas de la Academia Nacional de Ciencias (2025). DOI: 10.1073/pnas.2507455122

En el agua, los isótopos de oxígeno actúan como huellas químicas que permiten rastrear su origen, el ritmo de transpiración de las plantas y las condiciones de humedad del entorno. Sin embargo, modelar con precisión estos cambios ha sido un desafío, debido a que los isótopos más pesados aparecen en proporciones diminutas.

Para resolverlo, el equipo analizó ejemplares de Equisetum laevigatum —cola de caballo lisa— a lo largo del Río Grande, en Nuevo México. Midieron cómo variaban los isótopos desde la base hasta la punta de cada planta, y los resultados fueron sorprendentes: las muestras superiores mostraron valores tan inusuales que parecían fuera del rango terrestre conocido.

“Si encontrara esta muestra sin contexto, juraría que proviene de un meteorito”, comentó Sharp durante la Conferencia de Geoquímica Goldschmidt en Praga. “Pero en realidad, estos valores son reales. Existen aquí, en la Tierra”.

Gracias a estos datos, los investigadores pudieron afinar sus modelos climáticos, ofreciendo nuevas explicaciones a resultados desconcertantes de otras plantas desérticas. Según Sharp, estos modelos también podrían aplicarse para comprender sistemas climáticos antiguos.

Los fósiles de equisetos —que en el pasado crecían hasta 30 metros de altura— contienen diminutas estructuras de sílice llamadas fitolitos. Estas conservan las proporciones isotópicas durante millones de años, funcionando como un auténtico higrómetro del pasado capaz de revelar la humedad de la atmósfera en épocas remotas.

“Ahora podemos comenzar a reconstruir las condiciones climáticas y de humedad de ecosistemas que existieron cuando los dinosaurios aún caminaban sobre la Tierra”, afirmó Sharp.

Con este hallazgo, los equisetos se consolidan como testigos silenciosos del clima primitivo, ofreciendo una nueva ventana al pasado geológico. Y lo que antes fue una simple planta del desierto, podría convertirse en una de las claves para entender cómo la Tierra se transformó en el mundo habitable que hoy conocemos.

Fuentes, créditos y referencias:

Zachary Sharp et al, Extreme triple oxygen isotope fractionation in Equisetum, Proceedings of the National Academy of Sciences (2025). DOI: 10.1073/pnas.2507455122

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