Científicos revelan un “super hongo” modificado que podría reemplazar la carne para siempre

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Una imagen de Fusarium venenatum. Crédito: Xiao Liu
Una imagen de Fusarium venenatum. Crédito: Xiao Liu

La escena alimentaria global acaba de sumar un protagonista inesperado: un hongo modificado que promete cambiar la forma en que producimos proteína. No es un experimento aislado ni una curiosidad de laboratorio. Se trata de un avance sólido, respaldado por datos que empiezan a llamar la atención tanto de científicos como de la industria alimentaria.

Un equipo de Jiangnan University, en Wuxi (China), presentó una versión transformada de Fusarium venenatum, un hongo muy usado para fabricar micoproteína. Lo interesante es que lograron modificarlo sin introducir ADN externo y aun así obtuvieron una nueva cepa, llamada FCPD, capaz de generar proteína de forma más rápida, con menos recursos y con una digestibilidad muy superior a la del hongo natural.

Este salto tecnológico se apoyó en la edición genética CRISPR, aplicada con precisión quirúrgica para eliminar dos genes clave. Al retirar el gen relacionado con la quitina sintasa, la pared celular se volvió más delgada, lo que permite que el organismo humano aproveche mejor la proteína. Y al eliminar el gen piruvato descarboxilasa, el metabolismo del hongo cambió lo suficiente para que requiriera menos nutrientes para crecer.

Los resultados son contundentes: la nueva cepa necesita un 44% menos de azúcar para producir la misma cantidad de proteína, y lo hace un 88% más rápido que la versión original. Estos números empiezan a plantear una pregunta inevitable para la industria: ¿cuánto falta para que alternativas como esta compitan directamente con la carne?

El equipo también analizó el impacto ambiental del proceso. Las simulaciones mostraron reducciones de hasta un 60% en las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo del ciclo completo de producción. Lo más interesante es que estas mejoras se mantuvieron incluso en escenarios energéticos muy distintos, desde países renovables como Finlandia hasta otros más dependientes del carbón como China.

La eficiencia no solo se refleja en el carbono. La micoproteína derivada de FCPD requiere un 70% menos de superficie que la crianza de pollos en China y podría reducir la contaminación del agua dulce en un 78%. Para un planeta que se encamina hacia los 9.8 mil millones de habitantes en 2050, este tipo de soluciones no es solo una alternativa: es una necesidad.

Según Xiao Liu, uno de los responsables del proyecto, el objetivo no era solo crear un sustituto más ecológico, sino ofrecer una proteína nutritiva que pudiera producirse con un costo ambiental mucho menor que el de la agricultura convencional. Este tipo de alimentos editados genéticamente, explica, podría ayudar a satisfacer la demanda creciente de manera sostenible.

El futuro de la proteína podría estar alejándose del ganado y acercándose a los tanques de cultivo. Si iniciativas como FCPD escalan comercialmente, el menú global podría experimentar una transformación profunda: carne sin animales, producida más rápido, con menos recursos y con un impacto climático notablemente reducido.

Fuentes, créditos y referencias:

Dual enhancement of mycoprotein nutrition and sustainability via CRISPR-mediated metabolic engineering of Fusarium venenatum, Trends in Biotechnology (2025). DOI: 10.1016/j.tibtech.2025.09.016

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