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Un estudio reciente de la Universidad McGill, publicado en Current Biology, sugiere que la dopamina también puede desempeñar un papel clave en la configuración de las canciones que disfrutan las hembras de los pájaros cantores, lo que en última instancia puede afectar al apareamiento, ya que las hembras eligen (y luego recuerdan) a sus compañeros en función de las canciones que prefieren.
Los pinzones cebra son pájaros cantores monógamos y forman parejas que duran toda la vida. El macho canta y baila, y esto puede llevar a la cópula. Así, para los machos, el éxito en el apareamiento depende de cómo reciba y reaccione una hembra individual de pájaro cantor a las canciones que cantan.
Algunas canciones suenan mejor que otras
"Pero las hembras de los pájaros cantores son muy selectivas en cuanto a las canciones que les gustan", explica Sarah Woolley, investigadora principal del estudio y profesora asociada del Departamento de Biología de McGill. "Y, aunque diferentes pájaros prefieren diferentes canciones, cada hembra se mantiene constante en sus preferencias a lo largo del tiempo".
Los investigadores descubrieron que muchas partes del cerebro que producen dopamina se conectan a la corteza auditiva, y que las células de algunas de esas regiones mostraban más actividad cuando las hembras de pájaros cantores escuchaban las canciones que preferían. Mediante un experimento en el que los pájaros cantores aprendían a tirar de las cuerdas para escuchar las canciones que preferían, los investigadores también descubrieron que administrando dopamina a las hembras de pájaros cantores podían manipular y provocar cambios duraderos en sus preferencias de canto.
Se trata de un hallazgo que hace avanzar el pensamiento científico actual en este campo. Investigaciones anteriores en este campo habían sugerido que el córtex auditivo era importante para reconocer y discriminar entre canciones, mientras que otros centros de "recompensa" eran importantes para determinar cuánto les gustaba a las hembras la canción que estaban escuchando.
"Me parece fascinante que la forma en que cada uno de nosotros percibe las señales de comunicación, como el habla, u otros sonidos, como la música, no es estática", añade Woolley. "Más bien, nuestras percepciones de estos sonidos dependen de las experiencias que tenemos a lo largo de nuestra vida. Estudiar cómo las experiencias pueden acceder a los circuitos neuronales de la percepción y darles forma no solo puede ampliar nuestra comprensión general de cómo procesamos y percibimos los sonidos, sino que también puede ayudarnos a entender por qué nos gustan o disfrutamos de determinados sonidos."
Fuentes, créditos y referencias:
Helena J. Barr et al, Dopamine in the songbird auditory cortex shapes auditory preference, Current Biology (2021). DOI: 10.1016/j.cub.2021.08.005
Fuente: Universidad McGill