Qué llevaban en la mochila los ‘Homo sapiens’ que cruzaron el Pirineo en la Edad de Hielo

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Los glaciares de los Pirineos, como el del Pico Viñamala (en la foto), son los últimos vestigios de las inmensas masas formadas durante la Edad de Hielo. Pascale Bourget/Wikimedia Commons, CC BY-SA

Una fina niebla acompaña esta mañana al grupo que, con la salida del sol, comienza su ruta. Hoy avanza todo el clan unido: suman 12 personas entre adultos y niños. Alguno es tan pequeño que va a espaldas de una de las mujeres. Son uno de los grupos humanos que frecuentan las montañas pirenaicas durante el periodo llamado último máximo glacial o Edad de Hielo. Llevan consigo una mochila de cuero, con objetos que aprecian. Dentro hay núcleos y lascas de sílex que usarán en el viaje como herramientas para la caza o adornos. Son pedazos de su tierra de origen.

Los Homo sapiens que vivieron hace entre 11 000 y 35 000 años en Europa occidental eran cazadores-recolectores, con un modo de vida nómada.

A media mañana, el grupo llega al que será su destino para los próximos días: el amplio valle pirenaico de la Cerdanya, donde se encuentra uno de los enclaves que, generación tras generación, sirve de refugio y lugar de encuentro.

Hoy en día, este lugar elegido se conoce como Montlleó y es un yacimiento magdaleniense de alta montaña al aire libre en los Pirineos catalanes. Situado a unos 1 144 metros sobre el nivel del mar, en el Coll de Saig, es uno de los pasos de montaña más propicios para cruzar los Pirineos. En aquel momento, la Cerdanya era transitable a pesar de los glaciares en la Edad de Hielo.

Intercambio de adornos y herramientas

Allí pasarán unos días, cazarán quizás algún caballo o una cabra y asistirán al encuentro comunidades vecinas, que han llegado de un lado y del otro de la cordillera montañosa y que poseen una misma tradición cultural.

En estas reuniones comparten experiencias, pero también intercambian ideas, objetos y materias.

Algún grupo llega desde la costa, y traen con ellos abundantes conchas marinas que, perforadas, adornan el cuello y sus ropajes. Hay quienes llevan pequeños nódulos de sílex de gran calidad, que se intercambian por otros recursos como el asta de un ciervo o un reno, más difíciles de encontrar en algunas zonas.

Útiles para la caza

En la primera noche se muestran los elementos de proyectil que han elaborado. Todos tienen la misma finalidad: penetrar al animal hasta causar su muerte, transformándose en alimento para la banda.

Sin embargo, cada objeto es característico del grupo, está elaborado con variedades distintas de sílex y cada comunidad le da una forma específica. Constituyen, en cierta manera, un elemento distintivo del clan, similar a la tradición compartida por las diferentes comunidades que frecuentan el Pirineo.

En el yacimiento de Montlleó hemos identificado claramente cinco tradiciones tecnológicas en la elaboración de herramientas que servían para la caza. Sciencedirect, CC BY

Por dónde cruzaron

La investigación arqueológica realizada en las últimas décadas permite trasladarnos al pasado para poder completar, poco a poco, el rompecabezas que representa el estudio de la prehistoria.

Los trabajos arqueológicos en la cordillera pirenaica han demostrado que las poblaciones humanas [se adaptaron a los cambios en el entorno montañoso] y se asentaron en zonas que inicialmente se habían considerado permafrost, es decir, suelo permanentemente congelado durante el último máximo glaciar de la Edad de Hielo.

Para saber cómo y por dónde se movieron estos grupos en el Pirineo podemos estudiar los útiles y adornos que llevaban con ellos desde su lugar de origen en esa mochila que contenía lo más apreciado. La industria lítica encontrada en Montlleó está compuesta por más de 25 000 piezas, de las cuales más de 2 000 constituyen herramientas y núcleos terminados (masas de roca homogénea que talladas para extraer lascas para su uso posterior). Así que tenemos un buen número de objetos para rastrear.

El Pirineo no fue una barrera

Nuestro proyecto de investigación, llamado SPEGEOCHERT y financiado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC), sigue la pista de las rutas que siguieron aquellos grupos humanos para cruzar la cordillera pirenaica. Hoy sabemos que no fue un lugar de barrera, sino de paso recurrente de los Homo sapiens del Paleolítico superior.

Entre las muchas sorpresas, se han identificado provisionalmente tres ejemplares de posible sílex de Chalosse, cuyo origen se sitúa en el sudoeste de la actual Francia y representan, por el momento, la fuente de obtención más distante.

Los sílex favoritos

Para poder diseñar estas rutas potenciales, nos basamos en un recurso muy abundante en el registro arqueológico: el utillaje en sílex, una de las rocas más utilizadas en la prehistoria por sus propiedades.

El sílex posee características propias del lugar y momento de su formación en la geología de la tierra. Eso nos permite conocer, tras su estudio pormenorizado, de dónde proceden las piezas que hallamos en el registro arqueológico.

Nuestro equipo trabaja en la localización y recuperación de muestras de las formaciones geológicas que contienen sílex similares a los que aparecen en yacimientos prehistóricos. De hecho, estamos viendo que no todos los sílex presentan una misma extensión territorial. O lo que es lo mismo, parece que hubo sílex “favoritos” que circularon más que otros.

Formaciones geológicas que contienen sílex similar al encontrado en yacimiento arqueológico de Montlleó. El estudio nos permite conocer sus rutas. Sciencedirect, CC BY

Lo que llevaban en la mochila

Hemos seleccionado esos sílex “preferidos”, que nosotros llamamos trazadores o marcadores, pues nos permiten ver su radio de distribución y, por ende, la movilidad de estos grupos que los llevaban consigo. Incluían pequeños núcleos preparados para su talla, algunos soportes brutos como láminas y lascas y también útiles confeccionados, listos para ser empleados.

Analizamos en distintas escalas los sílex arqueológicos recuperados en más de 20 yacimientos ubicados en ambas vertientes de la cordillera pirenaica, junto con las muestras geológicas de referencia recuperadas en distintas formaciones geológicas.

Los análisis geoquímicos nos permiten establecer un match entre pieza arqueológica y área fuente (formación geológica).

Finalmente aplicamos Sistemas de Información Geográfica, que tienen en cuenta variables distintas como la orografía e incluso las condiciones climáticas imperantes. Y con todo esto sugerimos las rutas que pudieron seguir estas poblaciones para la adquisición del sílex, lo que, en definitiva, nos permite conocer por dónde se movieron y qué relación tuvieron con las áreas de montaña.

Las rutas conocidas

Actualmente se reconoce que, al menos, los grupos humanos del pasado frecuentaron dos corredores naturales principales para cruzar la cadena montañosa: el llamado “cruce de caminos vasco” en los Pirineos occidentales y el valle de la Cerdanya en los Pirineos orientales. Las ocupaciones humanas en áreas abiertas de gran altitud durante el Último máximo glaciar no fueron solo una posibilidad, sino una realidad.

The Conversation

Marta Sánchez de la Torre es profesora agregada de Prehistoria en la Universitat de Barcelona e investigadora del Institut d'Arqueologia de la Universitat de Barcelona (IAUB) y el Seminari d'Estudis i Recerques Prehistòriques (SERP). Ella recibe fondos del European Research Council (ERC) a través de las acciones Starting Grant (ERC-2022-StG-101075451). Los trabajos arqueológicos en el yacimiento de Montlleó han recibido financiación a través del proyecto CLT009-22-000076 de la Generalitat de Catalunya.



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