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| Hemos descubierto una estructura inesperada en el cinturón de Kuiper del sistema solar. Crédito: lavidaes.org/IA |
El cinturón de Kuiper siempre ha sido presentado como un inmenso archivo congelado que conserva fragmentos del nacimiento de nuestro sistema solar. Se extiende desde la órbita de Neptuno hasta unas 50 unidades astronómicas, y está poblado principalmente por cuerpos helados y rocosos similares a Plutón. Para muchos investigadores, estos objetos —los KBOs(Objetos del cinturón de Kuiper) Por sus siglas en inglés.)— representan restos prístinos de una época en la que los planetas apenas estaban tomando forma.
Hace poco, un nuevo trabajo publicado como preprint en arXiv volvió a sacudir este panorama. Los autores aseguran haber detectado una región que podría ser totalmente distinta al resto del cinturón de Kuiper, aunque aún persisten dudas razonables.
Para entenderlo, hay que retroceder a 2011, cuando un grupo de astrónomos señaló algo curioso: una concentración inusual de objetos cerca de las 44 UA(Unidades Astronomicas). Le llamaron kernel porque destacaba por sus órbitas casi circulares y muy alineadas con el plano del sistema solar. Era una zona “ordenada” dentro de la población conocida como dinámicamente fría, donde los objetos tienden a tener bajas excentricidades e inclinaciones.
Ese hallazgo se basó principalmente en observaciones visuales, lo que dejaba abierta la posibilidad de que hubiese detalles ocultos. Era razonable preguntarse si un análisis más profundo revelaría estructuras adicionales dentro o alrededor del kernel.
Años después, un equipo decidió poner a prueba esa idea usando un método que nunca se había aplicado al cinturón de Kuiper: el algoritmo de agrupamiento DBSCAN (Density-Based Spatial Clustering of Applications with Noise). Primero calcularon elementos orbitales libres baricéntricos —como el semieje mayor, la excentricidad y la inclinación— para 1,650 objetos clásicos. Con estos datos, alimentaron el algoritmo para buscar patrones que el ojo humano posiblemente pasaría por alto.
El resultado fue inesperado. DBSCAN no solo recuperó el kernel, sino que identificó otra estructura justo al lado, alrededor de las 43 Unidades Astronomicas, a la que denominaron kernel interior. Su existencia potencial se debe a que muestra una distribución de excentricidades más estrecha que la del kernel original, lo que apunta a una población diferente. Según los autores, este inner kernel representaría entre el 7 y el 10% de los objetos clásicos.
Aun así, el equipo reconoce que el hallazgo depende en gran medida de los parámetros usados en el algoritmo. Esto genera una pregunta inevitable: ¿estamos viendo realmente dos estructuras separadas, o son variaciones de una misma población? Tal como explican, el inner kernel aparece cuando se ajusta el algoritmo de modo que siempre recupere el kernel, pero si se remueve esa condición, la distinción se vuelve menos clara.
Por ahora, su identidad como región independiente sigue siendo incierta. Sin embargo, la llegada de datos del Observatorio Vera C. Rubin promete aclarar gran parte del misterio. Este y otros futuros levantamientos permitirán verificar si el inner kernel es una estructura auténtica o simplemente una extensión del kernel ya conocido.
Para los autores del estudio, cualquiera de los escenarios es relevante. O bien el kernel es mucho más grande de lo que se había estimado, o existe un componente adicional dentro del cinturón de Kuiper frío. En sus palabras: “En cualquier caso, el inner kernel, tal como lo describimos aquí, representa ese componente adicional.”
Fuentes, créditos y referencias:
Amir Siraj et al, The Inner Kernel of the Classical Kuiper Belt, arXiv (2025). DOI: 10.48550/arxiv.2511.07512
