Estar demasiado ocupado podría estar dañando tu cerebro sin que te des cuenta

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El tiempo en sí mismo podría ser un elemento crucial para prevenir la demencia, según un estudio. Crédito Vlad AntonoviStockGetty Images Plus

El tiempo en sí mismo podría ser un elemento crucial para prevenir la demencia, según un estudio. Crédito: Vlad Antonov/iStock/Getty Images Plus

¿Alguna vez has sentido que el día no te alcanza para todo lo que tienes que hacer? Esa sensación constante de no tener tiempo libre podría estar haciendo más daño del que imaginas. Un nuevo estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, advierte que la llamada “pobreza de tiempo” podría aumentar el riesgo de desarrollar demencia.

Los investigadores proponen un enfoque poco discutido pero esencial: reservar tiempo para cuidar el cerebro. Tener horas disponibles no es solo un lujo, sino una necesidad biológica para mantenernos sanos. Dormir bien, comer alimentos frescos, hacer ejercicio y mantener una vida social activa son hábitos que requieren tiempo, y justamente eso es lo que millones de personas no tienen.

La evidencia científica ya ha mostrado que el estilo de vida influye directamente en la salud cerebral. Factores como la soledad, la mala alimentación, el sedentarismo o incluso descuidar la higiene bucal pueden aumentar las probabilidades de padecer demencia. Pero el problema, según la epidemióloga Susanne Röhr, es que muchas personas simplemente no cuentan con el tiempo necesario para cuidar de sí mismas. “Hasta un 45 % de los casos de demencia podrían prevenirse si eliminamos los factores de riesgo modificables, pero la falta de tiempo es una barrera invisible que lo impide”, explicó.

Este concepto, denominado “inequidad temporal”, refleja una realidad moderna: los días parecen más cortos, las responsabilidades se acumulan y los momentos para el autocuidado se reducen. Las personas con menos recursos o con tareas de cuidado —principalmente mujeres— enfrentan las mayores dificultades. Trabajos extensos, horarios irregulares y obligaciones familiares hacen que priorizar la salud mental y física sea casi imposible.

Según los investigadores, mantener el cerebro sano requeriría invertir unas 10 horas diarias en actividades relacionadas con el bienestar mental: dormir lo suficiente, alimentarse correctamente, ejercitarse y relacionarse con otros. Pero, en la práctica, eso resulta inalcanzable para la mayoría. “Si realmente queremos prevenir la demencia, debemos abordar la pobreza de tiempo como un problema de salud pública”, afirma la psicóloga Simone Reppermund.

Nuestro tiempo está más solicitado que nunca. (Röhr et al., Lancet Healthy Longev., 2025)

Nuestro tiempo está más solicitado que nunca. (Röhr et al., Lancet Healthy Longev., 2025)

Las soluciones, según el equipo, no son simples. Habría que implementar políticas que incluyan horarios laborales más flexibles, semanas de trabajo más cortas, mejores redes de transporte, servicios de guardería accesibles y el derecho a desconectarse fuera del horario laboral. Solo así, dicen, las personas podrían tener el “recurso temporal” necesario para cuidar su cerebro.

El estudio, publicado en The Lancet Healthy Longevity, sostiene que hasta ahora las políticas de salud cerebral se han centrado únicamente en el comportamiento individual, sin tener en cuenta que no todos pueden aplicar las recomendaciones por falta de tiempo. “Si no actuamos sobre la inequidad temporal, las tasas de demencia seguirán aumentando, y los más desfavorecidos serán quienes sufran las consecuencias”, concluye el neuropsiquiatra Perminder Sachdev.

En definitiva, el tiempo no solo es oro: también puede ser la clave para proteger nuestra mente a largo plazo. Así que la próxima vez que sientas que tu agenda te ahoga, recuerda que hacer una pausa podría ser la mejor inversión para tu cerebro.

Fuentes, créditos y referencias:

Röhr, S., Reppermund, S., Matison, A., Samtani, S., & Sachdev, P. S. (2025). Making time for brain health: recognising temporal inequity in dementia risk reduction. The Lancet Healthy Longevity, 100768. doi.org/10.1016/j.lanhl.2025.100768

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