La falta de agua potable también provoca desnutrición infantil

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La desnutrición crónica infantil afecta a millones de niños y niñas en el mundo. Tradicionalmente se ha vinculado este problema con la falta de alimentos, pero diversos estudios demuestran que el acceso a agua segura y condiciones adecuadas de higiene y saneamiento son factores clave para su prevención.

Según datos de UNICEF, cada día 6 000 niños y niñas de menos de 5 años mueren por causas relacionadas con la desnutrición. Sin embargo, muchos programas no incorporan intervenciones de agua, saneamiento e higiene (WASH, por sus siglas en inglés), pese a que cerca del 50 % de los casos de desnutrición infantil están vinculados con un acceso limitado a agua segura y a condiciones inadecuadas de saneamiento e higiene en el hogar.

¿Qué tienen que ver el agua y la higiene con la desnutrición?

El consumo de agua no potable y las prácticas de higiene inadecuadas provocan infecciones y enfermedades diarreicas recurrentes. La diarrea crónica impide la absorción de nutrientes esenciales, lo que debilita el sistema inmunológico y perpetúa el círculo de desnutrición.

Un ejemplo lo podemos encontrar en Ecuador donde, según la Encuesta Nacional de Desnutrición Infantil (2023), el 19 % de los niños y niñas menores de 2 años sufren desnutrición y el 30 % de los hogares consume agua contaminada, especialmente con la bacteria E.coli. Esta situación es más crítica en las zonas rurales, donde este porcentaje alcanza el 56 %

A pesar de los avances, persisten numerosos desafíos. La inversión en infraestructura de agua y saneamiento sigue siendo insuficiente en muchas regiones. La educación en higiene a menudo no recibe la atención necesaria.

¿Qué podemos hacer para atajar estos problemas?

La implementación de tecnologías de tratamiento de agua potable para uso doméstico (HDWT, por sus siglas en inglés) ha demostrado ser una estrategia eficaz para reducir la incidencia de enfermedades diarreicas y, por ende, la desnutrición infantil. Estudios realizados en Ghana, Camboya y República Dominicana muestran que el uso de estas tecnologías permite una reducción de más del 50 % de la enfermedad diarreica en niños y niñas menores de 5 años.

Existen numerosos ejemplos de tecnologías que podemos aplicar. Un estudio de revisión bibliográfica publicado en 2023 destacó algunas de ellas, reconocidas por su eficacia, asequibilidad, popularidad y aplicación exitosa:

  • Desinfección solar (SODIS): consiste en exponer botellas transparentes llenas de agua al sol durante al menos 6 horas. La radiación ultravioleta (UV-A) y el calor solar inactivan bacterias, virus y protozoos presentes en el agua. Este sistema no requiere electricidad, productos químicos ni equipos sofisticados. Solo se necesita tiempo, sol y botellas limpias.

  • Cloración: se trata de agregar cloro (líquido o en tabletas) para desinfectar el agua. Es altamente efectivo contra la mayoría de patógenos (excepto algunos como Cryptosporidium), económico y fácil de aplicar. Puede dejar un residuo de cloro que protege contra recontaminación, pero también generar subproductos químicos y afectar el sabor del agua.

  • Floculante-desinfectante: se utiliza cuando el agua esta turbia, con partículas flotantes, donde el cloro no es suficiente. Se trata de un polvo o tableta que, al ser añadido al agua, hace que la suciedad se aglutine y se hunda al fondo, al tiempo que libera cloro para matar a los microorganismos.

  • Filtro BioSand (BSF): se trata de un sistema doméstico compuesto por capas de arena y grava, donde se forma una biocapa microbiana en la parte superior que inactiva patógenos. La arena también filtra partículas y contaminantes. Es efectivo contra bacterias, algunos virus, turbidez y ciertos químicos.

  • Filtro cerámico (CWF): elaborado con arcilla microporosa, a veces impregnado con plata coloidal. Su estructura microporosa retiene bacterias y otros contaminantes, mientras que la plata ayuda a prevenir su proliferación dentro del filtro.

La importancia de la cooperación internacional

En el contexto ecuatoriano, a través del proyecto EDUWASH se entregan filtros con tecnología de membrana de fibra hueca.

Estos filtros eliminan eficazmente bacterias patógenas como E. coli. Sin embargo, lo hacen sin necesidad de productos químicos, lo que evita sabores u olores desagradables, y permite un flujo de agua rápido y consistente. Esto facilita obtener más agua en menos tiempo que con otros sistemas.

Cada una de estas tecnologías tiene su aceptación, ventajas y desventajas. Sin embargo, lo más importante no es solo la tecnología en sí, sino cómo se entrega, se promueve y se mantiene su uso a lo largo del tiempo. La clave está en educar, acompañar y adaptar la solución a las personas y sus realidades.

Es fundamental que los países inviertan en mejorar sus infraestructuras de acceso a redes de distribución de agua potable. Mientras eso ocurre, estas tecnologías permiten que niños y niñas de todo el mundo crezcan en ambientes más saludables y se reduzca la desnutrición infantil. Para ello, la cooperación internacional sigue siendo imprescindible.

The Conversation

María Pilar Villena Esponera no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.



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