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| En enero de 2024, el Ministerio de Defensa del Reino Unido realizó una prueba del láser DragonFire en el campo de tiro de las Hébridas de Escocia. Crédito: Ministerio de Defensa del Reino Unido |
Las remotas islas Hébridas, en Escocia, no solo son famosas por sus paisajes y su herencia gaélica. Ahora también se están convirtiendo en el escenario donde una nueva generación de armas está tomando forma. Durante una serie de pruebas del Ministerio de Defensa del Reino Unido, el sistema láser británico DragonFire logró derribar drones que volaban a más de 600 kilómetros por hora, un resultado que marca un antes y un después en la defensa moderna.
El anuncio llegó acompañado de un mensaje claro por parte de las autoridades británicas: esta tecnología posiciona a la Royal Navy en la vanguardia de los sistemas defensivos dentro de la OTAN. La promesa es contundente: un arma precisa, rápida y extremadamente barata de operar.
Para entender por qué esto importa, hace falta revisar un problema clave del campo de batalla actual. Hoy en día, los drones han vuelto la guerra profundamente asimétrica. Con dispositivos relativamente económicos, se puede obligar a ejércitos enteros a gastar millones en misiles y municiones avanzadas. El DragonFire cambia esta ecuación de manera brutal. Mientras un misil puede costar cientos de miles de dólares, cada disparo del láser cuesta alrededor de £10. Sí, diez libras.
Este tipo de arma pertenece a la categoría de energía dirigida, un término que puede sonar futurista, pero que ya es una realidad. Se trata de sistemas que usan rayos láser de alta intensidad para dañar o destruir objetivos sin proyectiles físicos. En este caso, el DragonFire opera cerca de los 50 kilovatios y concentra suficiente energía para perforar el metal de un dron en cuestión de segundos.
DragonFire is a laser directed energy weapon designed and built entirely in the UK.
— Ministry of Defence 🇬🇧 (@DefenceHQ) November 20, 2025
It can hit a target the size of a £1 coin from a kilometre away, costs only £10 a shot, and just successfully took down a high-speed drone during testing.
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En las islas Hébridas, durante las pruebas recientes, el sistema logró impactar con precisión drones que se desplazaban a unos 650 km/h. Es la primera vez que el Reino Unido consigue derribar objetivos aéreos de alta velocidad más allá de la línea del horizonte usando solo un rayo de luz. Para lograrlo, el sistema debe mantener el haz enfocado sobre un blanco en movimiento constante, algo que requiere una precisión casi quirúrgica.
El éxito fue tan convincente que el Ministerio de Defensa firmó un contrato de £316 millones con MBDA UK para acelerar su despliegue. El objetivo es instalar la primera unidad operativa en un destructor Tipo 45 para el año 2027, adelantando en cinco años el calendario inicial. Si esto se cumple, el Reino Unido se convertirá en el primer país europeo en contar con un láser naval plenamente funcional.
Este avance no ocurre en aislamiento. Otros miembros de la OTAN también están entrando en la carrera por la energía dirigida. Alemania ya probó su propio demostrador naval en 2024, y Estados Unidos lleva más de una década experimentando con sistemas láser como el LaWS. Aun así, el DragonFire está llamando la atención por su combinación de potencia, precisión y bajo costo.
El Reino Unido también explora tecnologías relacionadas, entre ellas un arma de radiofrecuencia diseñada para desestabilizar enjambres de drones y un láser terrestre de alta energía llamado Wolfhound, que obtuvo resultados perfectos en pruebas de campo recientes. Estos sistemas buscan crear una defensa en capas capaz de enfrentar amenazas aéreas cada vez más rápidas y numerosas.
¿Qué significa todo esto fuera del ámbito militar? A largo plazo, este tipo de tecnologías podría proteger aeropuertos, infraestructuras críticas y zonas densamente pobladas, ya que los láseres no generan metralla ni explosiones. Obviamente, aún hay desafíos técnicos: mantener la precisión en mar agitado, lidiar con la corrosión de la sal marina o atravesar niebla y lluvia intensa. Pero las pruebas en Escocia demuestran que estos obstáculos empiezan a ser superados.
Si se cumplen los plazos, en apenas unos años la Royal Navy podría defenderse con pulsos de luz en lugar de proyectiles. En un mundo donde los drones saturan el cielo y los costos de defensa se disparan, cada destello de DragonFire —ese chorro de energía de apenas £10— representa un cambio profundo en la lógica de la guerra moderna.
