La Voyager 1 está a punto de alcanzar una distancia que ningún artefacto humano ha logrado

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La Voyager 1 es el objeto artificial que ha viajado más lejos en la historia. Crédito: NASA / JPL-Caltech
La Voyager 1 es el objeto artificial que ha viajado más lejos en la historia. Crédito: NASA / JPL-Caltech

Voyager 1 está a punto de sumar otro capítulo a su larga travesía por el espacio profundo. Tras casi medio siglo viajando sin descanso, la sonda se prepara para alcanzar un punto que jamás habíamos visto en la historia de la exploración humana: el 15 de noviembre de 2026, estará oficialmente a un día-luz de la Tierra. Es decir, tan lejos como la distancia que recorre la luz en 24 horas.

Para ponerlo en perspectiva, la luz viaja a unos 300 000 km por segundo, o cerca de 186 000 millas por segundo. Ese ritmo abarca alrededor de 5.88 billones de millas al año. Este tipo de medida es tan usada en astronomía porque las distancias cósmicas son difíciles de expresar de otra forma. (Un año-luz es simplemente la distancia que recorre la luz en un año).

Mientras las estrellas siguen siendo inalcanzables para la tecnología actual —Proxima Centauri está a 4.2 años-luz—, Voyager 1 ha logrado poner un pie simbólico en la frontera del espacio interestelar moviéndose a una velocidad que, sin ser cercana a la luz, sigue siendo impresionante: alrededor de 11 millas por segundo.


Ese ritmo constante le ha permitido sumar cada año unos 3.5 UA (unidad astronómica, la distancia promedio entre la Tierra y el Sol). En números más cotidianos, significa que cada nueva comunicación con la NASA tarda un poco más. El retraso actual es de más de 23 horas por cada comando enviado y recibido, un ida y vuelta que exige paciencia, especialmente cuando la nave da señales de fallas técnicas.

En menos de un año, la sonda habrá alcanzado los 16.1 mil millones de millas, la distancia exacta que la luz cubriría en un día entero. Será un récord histórico. Y, si todo sale bien, la nave seguirá respondiendo, aunque sus días operativos ya están contados.

Voyager 1 depende de tres generadores de energía llamados generadores termoeléctricos de radioisótopos (RTG), que funcionan convirtiendo el calor de material radiactivo en electricidad. Estos RTG llevan décadas disminuyendo su potencia y, según los cálculos de la NASA, dejarán de producir la energía mínima necesaria en algún momento de los años 2030.

Cuando ese momento llegue, la nave seguirá su camino silencioso, pero ya sin poder enviar datos. Permanecerá en movimiento durante miles de millones de años, siendo probablemente el objeto humano más duradero y más solitario jamás construido.

Aunque su final operativo parezca cercano, la historia que ha escrito Voyager 1 continúa siendo un recordatorio de hasta dónde puede llegar la curiosidad humana. Y, por ahora, aún podemos celebrar que está a punto de ubicarse a una distancia tan extrema que literalmente obliga a medirla en tiempo de luz.

Fuentes, créditos y referencias:

Fuente: NASA

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