Esta célula recién hallada podría pertenecer a un reino totalmente desconocido

Vea También

Un organismo recién identificado podría constituir una línea completamente nueva dentro del árbol de la vida. Crédito: Valt, M., et al., Nature (2025).

Un organismo descubierto recientemente podría representar una rama evolutiva hasta ahora desconocida. Crédito: Valt, M., et al., Nature (2025).

No todos los días aparece una criatura tan extraña que obliga a redibujar el árbol de la vida, pero eso es precisamente lo que acaba de ocurrir con Solarion arienae, un microorganismo que llevaba más de una década escondido en un cultivo de laboratorio sin que nadie lo notara.

Todo comenzó con una muestra de ciliados marinos recolectada en 2011 en aguas de Croacia. (Un ciliado es un organismo microscópico que se mueve gracias a diminutas “pestañas”, llamadas cilios). Los investigadores los mantuvieron en cultivo durante años, hasta que un día los ciliados murieron y, entre los restos, apareció algo diminuto, redondeado y brillante como un pequeño sol: así fue como Solarion se hizo visible por primera vez.

El hallazgo, publicado en la revista Nature, llamó la atención del equipo liderado por los protistólogos Ivan Čepička y Marek Valt, de la Universidad Carolina en República Checa. “Este organismo nos da acceso directo a un capítulo muy antiguo de la evolución celular que antes solo podíamos inferir”, explican.

Solarion es tan pequeño y se mueve tan poco que durante años pasó completamente desapercibido. Esto hace pensar que en la naturaleza probablemente también haya pasado inadvertido, oculto entre miles de organismos microscópicos imposibles de distinguir a simple vista.

Lo sorprendente no es solo su forma radiante, sino lo que guarda en su interior. Solarion es un eucariota unicelular: posee un núcleo con ADN y también mitocondrias. (Las mitocondrias son estructuras internas encargadas de producir energía a partir de grasas y carbohidratos).

Sin embargo, sus mitocondrias no se parecen a las de ningún otro eucariota conocido. Conservan un fragmento de información genética extremadamente antiguo, un recordatorio de un pasado independiente. Se trata del gen secA, que formaba parte del sistema original que usaban las protomitocondrias para mover proteínas a través de su membrana cuando aún vivían como bacterias libres.

Esta evidencia encaja de manera directa con la teoría endosimbiótica, la idea de que las mitocondrias fueron hace miles de millones de años organismos bacterianos que acabaron integrándose dentro de otras células. En la mayoría de los seres vivos —incluidos humanos, plantas, hongos y cientos de microbios— solo quedan restos mínimos de ese antiguo ADN. Pero Solarion conserva un pedazo clave de ese pasado, casi como un fósil viviente dentro de una célula funcional.

Micrografía de S. arienae en la que se observan los celestiosomas, las protuberancias que emplea para capturar bacterias. Crédito: Valt, M., et al., Nature (2025).

Vista al microscopio de S. arienae, mostrando las protuberancias conocidas como celestiosomas, fundamentales para la captura de bacterias. Crédito: Valt, M., et al., Nature (2025).

Gracias a este rasgo único, los científicos comprobaron que Solarion no encaja en ninguno de los grupos de eucariotas conocidos. Por ello comparte un nuevo filo con otro organismo inusual, Meteora sporadica, y ambos pertenecen a un reino completamente nuevo que solo incluye a protistas muy distantes entre sí, como Provora y Hemimastigophora.

Para los especialistas, descubrir un linaje tan profundo significa que aún quedan enormes capítulos de la historia de la vida escondidos en lugares poco explorados. “Solarion es un recordatorio impresionante de lo poco que sabemos sobre la diversidad microbiana”, afirman Čepička y Valt. Su presencia sugiere que todavía existen ramificaciones evolutivas enteras esperando ser encontradas.

En otras palabras, este diminuto organismo no solo amplía nuestro conocimiento: también nos obliga a aceptar que la vida guarda secretos mucho más antiguos y complejos de lo imaginado.


Fuentes, créditos y referencias:

Marek Valt et al, Rare microbial relict sheds light on an ancient eukaryotic supergroup, Nature (2025). DOI: 10.1038/s41586-025-09750-0

Artículo Anterior Artículo Siguiente

Anuncio publicitario

Si valoras nuestro periodismo científico y tecnológico independiente, considera apoyarnos con una donación. Cada aporte nos ayuda a mantener reportajes rigurosos y contenido de calidad.

Contribuciones pequeñas suman —gracias por formar parte de esta comunidad.

Únete a nuestro canal en Telegram