Del abordaje ilegal al cerco total: Gaza al borde de la desaparición ante la pasividad internacional

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Hogares destruidos después de una operación militar israelí al este de Deir Al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza, en agosto de 2024 Anas-Mohammed/Shutterstock

Israel ha comenzado a “deportar” a los integrantes de la última Flotilla de la Libertad que ha tratado de superar el bloqueo ilegal al que está siendo sometido Gaza desde hace 18 años.

La Coalición Flotilla por la Libertad es un iniciativa de la sociedad civil organizada, surgida en 2009, que consiste en el envío a la Franja de Gaza de barcos capitaneados por activistas, representantes públicos y personalidades con la intención de romper el bloqueo. Provee de ayuda humanitaria a la población gazatí y denuncia las políticas y prácticas israelíes sobre el Territorio Palestino Ocupado y la población palestina.

Ninguna de las flotillas ha logrado alcanzar Gaza, ya sea debido a ataques con drones, como ha ocurrido este mayo con el buque Conscience en las costas cerca de Malta, o a abordajes en aguas internacionales en los que, en ocasiones, se han llevado a cabo ejecuciones extrajudiciales de algunos de sus integrantes.

Llamada de atención internacional

A pesar de ello, en la mayor parte de casos se logra captar la atención mediática sobre algún aspecto especialmente sangrante del conflicto palestino-israelí. Esta vez, el objetivo fundamental era mantener la atención internacional sobre el genocidio que Israel está perpetrando en la Franja de Gaza.

Si hace dos años –cuando la relatora especial de las Naciones Unidas sobre los territorios palestinos publicó su importante informe “Anatomía de un genocidio” o Sudáfrica demandó a Israel ante la Corte Internacional de Justicia por la comisión de un crimen de genocidio– había alguna clase de duda o primó cierta prudencia, en los últimos meses las acciones israelíes han disipado cualquier renuencia.

Masacres, ataques y destrucción

En este sentido, no solo se trata de las constantes masacres contra civiles y los ataques contra personas o lugares internacionalmente protegidos; los bombardeos de marzo que dejaron 404 muertos; la destrucción de un convoy humanitario o la dinamitazación del único hospital oncológico de Gaza –que ya han dejado más de 54 600 muertos, aunque algunas estimaciones elevan la cifra a 186 000 y ha destruido ciudades completas de la Franja de Gaza, infraestructuras y servicios básicos hasta hacerla inhabitable–, sino también del grado de implementación de los planes y operaciones que hemos conocido.

Mientras finaliza la expulsión del norte de la Franja de toda la población palestina en cumplimiento con el Plan de los Generales, en mayo se anunció la Operación Carros de Gedeón con el objetivo final de ocupar toda la Franja de Gaza y la desaparición de su población para su colonización futura. Para ello se implantaría la misma estrategia de dividir el territorio por medio de “corredores”, “zonas de seguridad” y el uso del hambre como arma de guerra.

Desde que Israel rompiera de forma unilateral el alto el fuego de enero, ha impuesto un férreo bloqueo a la entrada alimento, agua, medicinas y electricidad. Las críticas de mayo por lo que fue calificado como “riesgo crítico de hambruna” han conducido a que Israel ceda la gestión de la “ayuda” a la Fundación Humanitaria en Gaza.

La actuación de esta ONG privada y militarizada, apoyada por Israel y Estados Unidos, ha evidenciado que no es más que una estrategia para aplacar las críticas occidentales y controlar la ayuda humanitaria de manera que sea consustancial a sus objetivos.

Simultáneamente, en Cisjordania la violencia no hace más que crecer e Israel anuncia la mayor colonización desde los Acuerdos de Oslo, con 22 nuevos asentamientos ilegales.

El objetivo final, sin ser nuevo, resulta evidente a todo el que no quiera apartar deliberadamente la mirada: la anexión ilegal de todo el Territorio Palestino Ocupado y la desaparición de la población palestina del territorio al que creen que tienen derecho por mandato divino. Así pues, estos días no vemos más que la puesta en práctica de las tesis colonialistas del sionismo.

Carece de efectos prácticos que se haya reafirmado hasta la saciedad que el pueblo palestino tiene derecho a ejercer su derecho a la libre determinación, la ilicitud de la agresión a Gaza, el también ilícito asalto a la Flotilla de la Libertad, el crimen de guerra de utilizar el hambre como un arma, que las acciones israelíes violen de forma flagrante las medidas provisionales establecidas por la Corte Internacional de Justicia o el ilícito veto a la Agencia para los refugiados palestinos, sobre el cual se pronunciará la Corte Internacional de Justicia.


Leer más: ¿Cumple Israel con el derecho internacional al interceptar el barco de la Flotilla de la Libertad?


Estados Unidos frena al Consejo de Seguridad de la ONU

Nada de lo señalado hasta ahora ha impedido que Estados Unidos haya vetado un nuevo proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que pretendía exigir únicamente tres cosas: un alto el fuego inmediato y permanente, liberación inmediata e incondicional de los rehenes y entrada de ayuda humanitaria y distribución segura y a gran escala.

Tampoco ha impedido que el resto de Estados, que tienen la obligación de no permitir la comisión de estas graves violaciones se produzcan y de cooperar para ponerles fin, esté a la altura de la situación.

Los mismos Estados que defienden que el derecho internacional permite imponer sanciones internacionales al margen del Consejo de Seguridad ante violaciones graves de obligaciones fundamentales, como la prohibición de la agresión, del genocidio o el respeto del derecho a la libre determinación, ahora optan por el silencio o por la política del mostrar mucha preocupación, pero no implementar ninguna medida práctica y concreta.

Comercio de armas con Israel

Dejando de lado el excepcional boicot turco, en el mejor de los casos nos encontramos con el Grupo de La Haya o Estados como España o Chile que han declarado embargos de armas o el fin del comercio de armas con Israel, pero que presentan una eficacia limitada.

Esto no solo se debe a que se trate de planes de futuro o a que se incumplan estos compromisos, sino al hecho de que no son asumidos por los principales suministradores de armas de Israel, cuyo embargo tendría una incidencia directa e inmediata en el mantenimiento de sus operaciones: Estados Unidos, Alemania e Italia.

La sociedad civil organizada, por su parte, continúa movilizándose y todo indica que el abordaje ilegal de la flotilla y el secuestro ilegal de sus integrantes constituirá un hito más de estas acciones. En estos momentos, en el marco de la Marcha global a Gaza, caravanas terrestres recorren el Norte de África con la vista puesta en el paso de Rafah, el único acceso a Gaza controlado por Egipto.

En las próximas semanas sabremos si superan los intentos de sabotaje de Israel y si la iniciativa logra presionar a los Estados de la región a que pasen del estar aparentemente muy preocupados a los hechos. Todavía hay mucho que se puede –y debe– hacer. Y a las personas que tratan de sobrevivir en la Franja de Gaza no les queda mucho tiempo.

The Conversation

Aritz Obregón Fernández no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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