Científicos escuchan 56.000 icebergs desprenderse en tiempo real — esto es lo que descubrieron

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Fibra óptica submarina rastrea el retroceso de los glaciares de Groenlandia provocado por el desprendimiento de hielo – lavidaes.org
Cómo la caída del hielo acelera la pérdida de glaciares en Groenlandia: Perspectivas de los sensores submarinos de fibra. Crédito: lavidaes.org

Un cable de fibra óptica de seis millas colocado en el fondo marino junto a un glaciar en el sur de Groenlandia ha permitido a los científicos registrar más de 56.000 desprendimientos de icebergs casi en tiempo real, desde el primer microcrack hasta las olas que agitan todo el fiordo. El estudio, publicado en Nature, ofrece una ventana sin precedentes al proceso de pérdida de masa de los glaciares que desembocan en el mar.

El equipo de la Universidad de Washington colocó el cable en el fiordo Eqalorutsit Kangilliit Sermiat, registrando tanto movimientos superficiales como señales profundas dentro del agua. Para quienes no están familiarizados, un fiordo es un valle estrecho y profundo formado por glaciares y conectado al mar, mientras que un glaciar de marea es aquel que termina directamente en el océano y libera icebergs de forma activa.

El cable utiliza dos técnicas avanzadas basadas en luz. Primero, la sensing acústica distribuida convierte la fibra en miles de sensores capaces de detectar vibraciones mínimas. Segundo, la sensing de temperatura distribuida mide los cambios de temperatura a lo largo del cable de manera continua. Juntas, estas herramientas permiten registrar cada etapa del desprendimiento del hielo.

Dominik Gräff, científico postdoctoral de la Universidad de Washington especializado en ciencias de la Tierra y del espacio, junto con dos miembros del equipo, cargan cuidadosamente un cable de fibra óptica en el buque de investigación Adolf Jensen. El cable, cuidadosamente enrollado en un gran tambor, es esencial para la investigación oceanográfica y del fondo marino. Crédito: Manuela Köpfli/Universidad de Washington
A bordo del buque de investigación Adolf Jensen, el investigador postdoctoral de la Universidad de Washington, Dominik Gräff (centro), y su equipo colocan cuidadosamente un gran cable de fibra óptica, enrollado en un pesado tambor, para su despliegue en el mar. Esta infraestructura crítica permite estudios de vanguardia de los océanos y sistemas submarinos de la Tierra. Crédito: Manuela Köpfli/Universidad de Washington

Los primeros indicios de fracturas se detectaron como pulsos acústicos agudos que viajaron por el fiordo antes de que cualquier movimiento fuera visible desde la superficie. A medida que las grietas crecían, el cable captó ondas de Scholte, que son ondas lentas que se propagan a lo largo del sedimento del fondo marino y ayudan a localizar dónde comenzó la fractura, detectando incluso eventos que los satélites no pueden ver.

Cuando grandes bloques de hielo se desprendían, generaban olas superficiales que se comportaban como pequeños tsunamis dentro del estrecho fiordo. Estas mismas roturas también producían ondas internas de gravedad, que se mueven a lo largo de capas de distinta densidad en el agua y persisten mucho después de que la superficie se calma. El cable incluso pudo seguir el iceberg mientras se desplazaba y escuchar su fragmentación final aguas abajo.

Los icebergs en movimiento provocan corrientes submarinas que enfrían temporalmente el fondo marino y aceleran flujos cerca de este, además de agitar la fibra con un fenómeno llamado vortex shedding, o desprendimiento de remolinos repetidos detrás de un objeto. El cable detectó mezclas donde las capas de agua dulce y fría se encontraban con agua más cálida y salada, un proceso que transfiere calor hacia el frente glaciar y puede adelantar la fusión del hielo bajo el agua.

Estos datos confirman que el desprendimiento de icebergs no solo crea olas, sino que también aumenta la mezcla del fiordo y acelera el derretimiento submarino más de lo que modelos simples habían predicho. Esta información permite mejorar los modelos de predicción de pérdida de hielo y los riesgos asociados, como tsunamis locales o cambios rápidos en corrientes.

Un registro continuo del fondo marino muestra toda la cadena de procesos en un solo fiordo, ofreciendo datos valiosos para ajustar modelos climáticos y de seguridad pública. Por ejemplo, las olas superficiales detectadas podrían alimentar sistemas de alerta temprana usando los mismos cables de fibra ya instalados a lo largo de muchas costas, sin necesidad de infraestructura adicional.

El enfoque también puede aplicarse a otros glaciares con características diferentes, lo que permitirá comprender mejor cómo las olas internas y los flujos de agua afectan la fusión estacional. Escuchar a través del vidrio del fondo marino transforma un entorno extremadamente peligroso en un laboratorio lleno de datos, fundamental para planificar la adaptación ante el aumento del nivel del mar y otros riesgos locales.


Fuentes, créditos y referencias:

Calving-driven fjord dynamics resolved by seafloor fibre sensing, Nature (2025). DOI: 10.1038/s41586-025-09347-7

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