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La búsqueda de agua en la Luna ha dejado de ser una simple curiosidad científica para convertirse en un objetivo esencial de las próximas misiones espaciales. Con esta misión en mente, dos róvers desarrollados por el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) están participando en una simulación diseñada para poner a prueba tecnología que podría guiar a las futuras misiones Artemis hacia uno de los recursos más valiosos del espacio: el hielo de agua.
Para quienes no están familiarizados con el concepto, el hielo de agua es simplemente agua congelada presente en el subsuelo lunar, especialmente en regiones sombrías donde las temperaturas se mantienen extremadamente bajas. Este recurso es clave para mantener vida humana de forma sostenible fuera de la Tierra, ya que puede transformarse en agua potable, oxígeno e incluso combustible para cohetes mediante un proceso conocido como electrólisis, que separa la molécula de agua en hidrógeno y oxígeno.
En esta prueba, realizada en el centro Luna Analog Facility de Colonia, los róvers del DLR están demostrando cómo identificar ese hielo oculto utilizando una combinación de tecnologías avanzadas. El primero de ellos, LRU1, destaca por su sistema de cámaras panorámicas que observa tanto en el espectro visible como en bandas no perceptibles para el ojo humano. Esta visión ampliada permite detectar señales químicas y minerales que suelen indicar presencia de hielo bajo la superficie. Además, arrastra un pequeño remolque equipado con un radar de penetración terrestre, capaz de “ver” lo que hay bajo el suelo lunar, incluso varios metros por debajo.
El segundo vehículo, LRU2, cumple el rol de asistente analítico. Va equipado con un brazo que dispara un láser para realizar espectroscopía, una técnica que analiza la luz reflejada por las rocas para determinar su composición química. Para lectores no especializados: la espectroscopía funciona como un “lector de huellas dactilares” para minerales; cada material emite un patrón único que permite identificarlo. Gracias a esto, LRU2 puede señalar rocas que contengan señales de agua atrapada o de compuestos asociados al hielo.
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Según la científica planetaria Nicole Schmitz, esta variedad de herramientas es crucial porque permite obtener información tanto de la superficie como del subsuelo. En otras palabras, se trata de una aproximación multidimensional que combina visión, análisis químico y capacidad de mapeo bajo tierra, algo indispensable para localizar hielo en un entorno tan complejo como la Luna.
Un aspecto especialmente revelador de estas pruebas fue la simulación de un escenario extremo: la detección de agua oculta en una cueva de lava artificial. Para lograrlo, los equipos utilizaron cables sísmicos y generaron pequeños “sismos” controlados, similares a los moonquakes (temblores lunares) que ocurren naturalmente en la Luna. La respuesta del terreno permitió a los róvers identificar la presencia del agua simulada a gran profundidad, demostrando que la técnica podría aplicarse en misiones reales.
El DLR afirmó que todos los elementos tecnológicos superaron la evaluación inicial. Esto significa que tanto los sensores ópticos como el radar y los métodos sísmicos funcionaron de manera coordinada, un paso esencial antes de considerar su uso en operaciones lunares reales.
Para las agencias espaciales, localizar depósitos de hielo no es solo cuestión de ciencia. Es una estrategia que podría permitir que los astronautas vivan y trabajen en la Luna sin depender por completo de recursos enviados desde la Tierra. Además, disponer de agua en el propio satélite abre la puerta a fabricar combustible para naves que viajen más lejos, reduciendo costos y aumentando la capacidad de exploración humana en el espacio profundo.
Con los resultados alentadores de esta simulación, el siguiente paso será perfeccionar el sistema para enfrentarse a las condiciones reales del entorno lunar. Si estas tecnologías siguen avanzando al ritmo actual, es posible que las próximas misiones Artemis encuentren en estos róvers aliados indispensables para construir una presencia humana duradera en la Luna.

