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| Científicos acaban de captar la evolución humana en tiempo real a 4.000 metros de altura en la meseta tibetana. Créditos: lavidaes.org/IA |
La idea de que la evolución humana quedó atrás es un mito. Nuestro cuerpo sigue ajustándose al entorno, y un ejemplo fascinante está en las comunidades que viven a más de 3,500 metros de altura, donde el oxígeno disponible es mucho menor que en las zonas bajas. Para la mayoría de las personas, respirar en estas condiciones provoca hipoxia, que es cuando el cuerpo no recibe suficiente oxígeno y empieza a sentirse mareado, cansado o con dolor de cabeza. Sin embargo, hay grupos humanos que no solo sobreviven: prosperan.
Un equipo de investigación liderado por la antropóloga Cynthia Beall analizó a 417 mujeres de Nepal que han pasado toda su vida en estos entornos extremos. Lo sorprendente no es solo que se adapten, sino cómo lo hacen. Su fisiología muestra una serie de rasgos que optimizan de forma extraordinaria la entrega de oxígeno, incluso cuando el aire es escaso.
Para entender mejor estas adaptaciones, el estudio observó un indicador clave de la llamada aptitud evolutiva: la capacidad de dejar descendencia. Las mujeres con más hijos nacidos vivos son las que, a lo largo del tiempo, transmiten con mayor fuerza sus características a la siguiente generación. En este grupo, el número de nacimientos osciló entre cero y catorce, con un promedio de 5.2.
Los investigadores midieron distintos aspectos relacionados con el transporte de oxígeno, incluyendo los niveles de hemoglobina, la proteína responsable de mover el oxígeno dentro de los glóbulos rojos. Un dato curioso es que las mujeres con más hijos no tenían ni niveles muy altos ni muy bajos de hemoglobina, sino valores intermedios. Lo que sí sobresalía en ellas era la alta saturación de oxígeno, es decir, la eficiencia con la que esa hemoglobina estaba cargando y liberando oxígeno hacia los tejidos.
Esto es importante porque tener demasiada hemoglobina vuelve la sangre más espesa, lo que obliga al corazón a trabajar más y complica el flujo sanguíneo. Estas mujeres logran justo lo contrario: una entrega de oxígeno optimizada sin sobrecargar el sistema cardiovascular. Es un equilibrio fino que parece producto de miles de años de adaptación.
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| Medición no invasiva de la concentración de hemoglobina y la saturación de oxígeno. Crédito: Sienna R. Craig |
El equipo también encontró que las mujeres con mayor éxito reproductivo mostraban un flujo sanguíneo elevado hacia los pulmones y ventrículos izquierdos del corazón más anchos de lo habitual. Este ventrículo es el que envía la sangre oxigenada a todo el cuerpo, así que una estructura ligeramente más amplia facilita un transporte más eficiente.
Aunque factores culturales como casarse joven o tener matrimonios largos influyen en la cantidad de hijos, las diferencias biológicas seguían marcando una ventaja clara. Las mujeres fisiológicamente más parecidas a personas que viven en tierras bajas —pero adaptadas a la altura— eran quienes más hijos tenían y, por lo tanto, quienes más contribuían a moldear la evolución de su población.
Este trabajo también ayuda a explicar algo que puede sonar contraintuitivo: la selección natural no busca la perfección, sino la supervivencia bajo condiciones específicas. En regiones tropicales, por ejemplo, ciertos genes relacionados con la anemia falciforme se mantienen en la población porque brindan protección contra la malaria, aun cuando generan una enfermedad grave en otros contextos.
En el caso del Himalaya, el inglés técnico habla de un ambiente hipobárico, que simplemente significa “poca presión atmosférica”. Menos presión equivale a menos oxígeno por cada respiración. Para quienes viven allí desde hace generaciones, la evolución ha ajustado cada detalle del sistema respiratorio y circulatorio para compensarlo.
Según Beall, estas adaptaciones continúan desarrollándose hoy en día. Estudios como este no solo muestran cómo los seres humanos cambian con el tiempo, sino que permiten comprender mejor los mecanismos detrás de la evolución. Y, sobre todo, recuerdan algo esencial: nuestro cuerpo sigue escribiendo su propia historia, incluso ahora.
Fuentes, créditos y referencias:
Beall, Cynthia M., Higher oxygen content and transport characterize high-altitude ethnic Tibetan women with the highest lifetime reproductive success, Proceedings of the National Academy of Sciences (2024). DOI: 10.1073/pnas.2403309121.

