Científicos descubren que estábamos equivocados sobre las causas de las quemaduras solares

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Todos lo hemos experimentado: el inconfundible escozor de las quemaduras solares, cuando demasiado tiempo al sol nos deja con la sensación de habernos convertido en una langosta, con dolorosas rojeces y molestias. La explicación tradicional de esta reacción siempre ha sido que las quemaduras solares se producen cuando los rayos ultravioleta (UV) dañan el ADN de las células de nuestra piel, lo que provoca inflamación. Sin embargo, investigaciones recientes han dado la vuelta a esta suposición, ofreciendo una nueva perspectiva sobre cómo responde nuestro cuerpo a la exposición al sol.

Anna Constance Vind, bióloga molecular de la Universidad de Copenhague, dirigió un estudio que pone en tela de juicio la sabiduría convencional en torno a las quemaduras solares. «Siempre se nos ha dicho que el daño al ADN es el principal desencadenante de los dolorosos efectos de las quemaduras solares», afirma Vind. «Pero en nuestro estudio descubrimos que el ARN, y no el ADN, desempeña un papel crucial en el inicio de la respuesta inflamatoria».

Las quemaduras solares se producen por la exposición prolongada a la radiación UV-B, un tipo de luz ultravioleta con longitudes de onda más cortas. Este tipo de radiación no se limita a calentar la piel, sino que provoca daños moleculares en las células. Tradicionalmente, se ha pensado que cuando los rayos UV-B dañan el ADN de las células de la piel, se desencadena una cascada de reacciones que culminan en la muerte celular y la inflamación, lo que provoca el enrojecimiento y el dolor asociados a las quemaduras solares.

Sin embargo, el estudio realizado por Vind y su equipo demostró que la respuesta inicial a la exposición a los rayos UV procede en realidad de daños en el ARN, no en el ADN. Mientras que el daño en el ADN sigue siendo motivo de gran preocupación por su potencial para causar mutaciones transmitidas a futuras generaciones de células, el daño en el ARN se produce mucho antes en el proceso y desencadena la respuesta inmunitaria inmediata, desencadenando la cascada de acontecimientos que conducen a la quemadura solar.

Los investigadores utilizaron ratones modificados genéticamente que carecían de una proteína llamada ZAK-alfa, que desempeña un papel clave en la respuesta celular al estrés al detectar errores en la traducción del ARN. Cuando se exponían a la radiación UV-B, estos ratones no desarrollaban quemaduras solares, como era de esperar. Este hallazgo sugería que el daño en el ARN, y no en el ADN, era el principal desencadenante de los síntomas de las quemaduras solares.

El descubrimiento supone un cambio de paradigma en nuestra comprensión de las quemaduras solares. En lugar de centrarse únicamente en el ADN como culpable, esta investigación destaca la importancia del ARN mensajero (ARNm) en los mecanismos de defensa de la piel. «El daño por ARNm puede no ser tan preocupante como el del ADN a largo plazo, pero desempeña un papel fundamental en el desencadenamiento de la respuesta inicial del organismo a la radiación UV», afirma Vind.

Estos hallazgos abren nuevas posibilidades para prevenir y tratar las quemaduras solares. Si comprendemos mejor cómo el daño causado por el ARN desencadena la respuesta inflamatoria, podremos desarrollar tratamientos más eficaces para aliviar las quemaduras solares y proteger la piel de futuros daños.

Además, estos conocimientos podrían tener implicaciones más amplias para otras enfermedades agravadas por la exposición a los rayos UV, como el cáncer de piel. Al desplazar la atención del ADN al ARN, los científicos podrían descubrir nuevas estrategias para reducir los efectos nocivos del sol y, en última instancia, mejorar la salud de la piel de todos. 

En conclusión, aunque el consejo habitual de utilizar protección solar y limitar la exposición al sol sigue siendo válido, esta nueva comprensión del papel del ARN en las quemaduras solares podría conducir a tratamientos más avanzados y medidas preventivas en el futuro, garantizando que podamos disfrutar del sol sin las dolorosas secuelas.

Fuentes, créditos y referencias:

“The ribotoxic stress response drives acute inflammation, cell death, and epidermal thickening in UV-irradiated skin in vivo” by Anna Constance Vind, Zhenzhen Wu, Muhammad Jasrie Firdaus, Goda Snieckute, Gee Ann Toh, Malin Jessen, José Francisco Martínez, Peter Haahr, Thomas Levin Andersen, Melanie Blasius, Li Fang Koh, Nina Loeth Maartensson, John E.A. Common, Mads Gyrd-Hansen, Franklin L. Zhong and Simon Bekker-Jensen, 25 November 2024, Molecular Cell. DOI: 10.1016/j.molcel.2024.10.044

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