El asteroide que mató a los dinosaurios dejó tras de sí un enorme cráter que ayudó a recuperar la vida

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La vida se recuperó rápidamente en el lugar del asteroide que mató a los dinosaurios. Un sistema hidrotermal puede haber ayudado

Hace 66 millones de años, un asteroide de unos 10 kilómetros de diámetro impactó en lo que hoy es la península de Yucatán, provocando una de las extinciones masivas más conocidas de la historia: la desaparición de los dinosaurios no avianos y cerca del 70% de las especies marinas. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Nature Communications revela que el cráter de Chicxulub, lejos de ser solo un escenario de destrucción, también fue el punto de partida para una sorprendente recuperación ecológica.
 
La investigación, liderada por Honami Sato, profesora asistente en la Universidad Kyushu de Japón, y con la participación de Sean Gulick, de la Universidad de Texas en Austin, señala que el impacto generó un sistema hidrotermal submarino que enriqueció el océano sobre el cráter durante al menos 700.000 años. El calor generado por el choque activó una circulación de agua caliente en el subsuelo, la cual arrastró minerales y nutrientes hacia el océano.

Entre los elementos clave identificados está el osmio, un metal traza vinculado al material del asteroide. A través de análisis geoquímicos realizados en núcleos de sedimento perforados en el sitio, los investigadores demostraron que este elemento fue liberado progresivamente desde las profundidades, fertilizando el ecosistema marino.

Durante ese periodo, los registros fósiles muestran una abundancia de plancton característico de ambientes ricos en nutrientes. Cuando la actividad hidrotermal disminuyó y cesó la liberación de osmio, la composición de las especies también cambió, indicando un retorno a condiciones más pobres en nutrientes.
Este descubrimiento cambia la perspectiva tradicional sobre los cráteres de impacto, usualmente asociados solo con devastación. En el caso de Chicxulub, el mismo evento que provocó una extinción masiva también sembró las condiciones para una rápida recuperación ecológica local.

 
El hipotético entorno semicerrado creado por la actividad hidrotermal posterior al impacto. Crédito: Sato et al

“Estamos aprendiendo cada vez más sobre la importancia de los sistemas hidrotermales generados por impactos”, explicó Gulick. “Este trabajo demuestra que un evento tan extremo puede tener efectos positivos duraderos en la vida”.

Steven Goderis, coautor del estudio y profesor investigador en la Vrije Universiteit Brussel, lo resume así: “Aunque los impactos son mayoritariamente destructivos, también pueden desencadenar procesos que favorezcan la regeneración de la vida”.
Este hallazgo no solo aporta nueva luz sobre nuestro pasado, sino que también tiene implicaciones astrobiológicas. En el Centro para la Habitabilidad de Sistemas Planetarios de la Universidad de Texas, Gulick y su equipo estudian si eventos similares podrían generar condiciones habitables en otros mundos.

Si un cráter de impacto como el de Chicxulub pudo crear un entorno favorable para la vida durante cientos de miles de años, ¿por qué no considerar esta posibilidad en Marte, o en lunas heladas como Europa o Encélado?
 
El impacto de Chicxulub ha sido, durante décadas, símbolo de destrucción. Pero este nuevo estudio demuestra que, bajo ciertas condiciones, estos eventos también pueden ser catalizadores de vida. La historia del cráter no es solo la de un fin, sino también la de un nuevo comienzo.

Fuentes, créditos y referencias:

Honami Sato et al, Prolonged 187Os/188Os excursion implies hydrothermal influence after the Chicxulub impact in the Gulf of Mexico, Nature Communications (2025). DOI: 10.1038/s41467-025-58112-x

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