Vea También
![]() |
Impresión artística del disco de acreción alrededor del enorme agujero negro Ansky y su interacción con un pequeño objeto celeste. Crédito: Agencia Espacial Europea |
Ansky no era más que un agujero negro dormido hasta finales de 2019, cuando comenzó a brillar intensamente en imágenes ópticas. Inicialmente, los astrónomos no detectaron emisiones de rayos X, pero en febrero de 2024, un equipo liderado por Lorena Hernández-García de la Universidad de Valparaíso, Chile, observó explosiones regulares de rayos X. Estas erupciones, conocidas como Erupciones Cuasiperiódicas (QPEs, por sus siglas en inglés), son eventos extremadamente raros y poco comprendidos.
Lo que hace especial a Ansky es la magnitud y duración de sus erupciones. Según Joheen Chakraborty, estudiante de doctorado del MIT, cada explosión libera cien veces más energía que las QPEs típicas, con un intervalo de aproximadamente 4.5 días entre ellas. Estas características desafían los modelos actuales y sugieren que el agujero negro podría estar interactuando con un objeto pequeño, como una estrella o incluso otro agujero negro, que perturba su disco de acreción.
El estudio de Ansky no solo ayuda a entender cómo los agujeros negros evolucionan y se activan, sino que también podría arrojar luz sobre la naturaleza de las QPEs. Erwan Quintin, astrónomo de la ESA, destaca que estas observaciones podrían complementar futuros datos de ondas gravitacionales captadas por la misión LISA, proporcionando una visión más completa de estos eventos energéticos.